LA FRASE DEL MES:Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen.Oscar Wilde Quizá, el camino más directo para conseguir el éxito sea el afirmar con seguridad y pertinencia y, por cuantos modos sea posible, el haberlo conquistado. Giacomo Leopardi Manual del perfecto candidatoAhora que se ha abierto la caja de los truenos, en pleno proceso electoral para la renovación total del Claustro de la Universidad de Alcalá, con la aparición oficial, repentina e inesperada de un candidato a rector, en unas elecciones para dentro de casi dieciocho meses, no vienen mal unas recomendaciones que nuestro lector y amigo Miguel, profesor de la Universidad Complutense, nos ha hecho llegar. Evidentemente él no pensaba en los vericuetos de una campaña que se prevé larga, sino más bien en unas pautas de conducta para nuestra vida diaria, pero no nos negarán que vienen que ni pintadas para la ocasión. Así pues, lean atentamente estas treinta y dos frasecitas, dedicadas, sobre todo, a aquellos que piensen en lanzarse al ruedo de la confrontación pública de sus opiniones. PRINCIPIOS DE CONARROE
Sin embargo, una vez leídas estas sentencias, nos hemos dado cuenta que son inestimables para llevar una vida honrada, ganarse el cielo, dormir tranquilo y, desde luego, no llegar nunca al triunfo en el ruedo político. "Ese candidato no me sirve, no es político". Eso es lo que habitualmente se oye cuando se desarrolla una campaña electoral, y más aún cuando se trata de elecciones universitarias. Resulta evidente que nadie considerará un buen presidente de alguna institución (por insignificante que sea ) o rector a aquel que cumple a rajatabla los treinta y dos principios de Conarroe. Vivat Academia quiere poner su granito de arena en esto de aconsejar a los posibles candidatos de un proceso electoral y no vamos a dejar pasar esta oportunidad de darle nuestra experimentada opinión. Veamos. Si usted considera lo que puede hacer "mejor" que los demás y lo hace, lo "mejor" sería decidir no presentarse a las elecciones. Por aquí ronda también el principio de Peter de la máxima incompetencia. Si se presenta ante los demás como a quien le falta la mitad para obtener lo deseado, le creerán un fracasado de antemano. Tenga siempre en sus labios una frase parecida a esta: "Como es seguro que vamos a ganar, no me preocupa en absoluto lo que está sucediendo". Si hablamos de guardar las promesas, incluso aquellas que puedan los demás considerar como hechas, no me negará que NO le está dando a sus votantes la coartada para votarle. "¡No me ha prometido nada!". Todos saben que no va usted a cumplir sus compromisos, pero necesitan que existan para no sonrojarse a la hora de explicar el porqué le han votado. Si sonríe cuando gane y cuando pierda, se pasará la vida con una cara de Gioconda que le perseguirá hasta la jubilación. Ganar se gana pocas veces, perder casi siempre y Conarroe no nos proporciona término medio. Nosotros creemos que es mejor que ría cuando gane y deje de hablar a sus sospechosos enemigos cuando pierda, que es lo habitual en estos casos. Esto puede que sea especial para la Universidad de Alcalá. Ni se le ocurra jugar a empresario pensando que la vida no es un juego. Aquí todo vale y, si juega a empresari,o lo mejor es que se compre un Monopoly y se vaya entrenado, porque en la UAH lo más importante es no olvidar que estamos en una agencia inmobiliaria. Mentiras. ¿Quién habla de mentiras? Diga usted todas las que le antoje y aquellas que se le ocurran sobre la marcha. De todas formas, si va con la verdad por delante nadie creerá lo que está diciendo. ¡Algo muy importante! Jamás llame a las cosas por su nombre, utilice todos los eufemismos posibles. No diga "esto o aquello es falso". Lo más que le van a permitir los electores es tildar de ambigüedad lo que es claramente falaz, o decir "puede que esté muy nublado", cuando alguien le asegure a las doce de la noche que se encuentra en pleno día. Desde luego no considere su igual a un rival. Eso nunca. Debe despreciarlo con gestos y palabras, e intentar dejarlo en ridículo cuando se produzcan debates públicos. Si va de caballero andante por el campo electoral, cogerá fama de miedoso e incapaz, sobre todo si su contrincante está ya en el poder. No elija nunca como exclusivos compañeros de viaje a los que piensan como usted y le apoyan incondicionalmente. Será un candidato al fracaso sin remedio. Lo mejor es tomar como aliados a los enemigos y procurar prometerles prebendas diversas que, al menos, dupliquen las que les ofrecen sus contrincantes. Si sólo comenta de sus oponentes lo que les puede decir a la cara está irremisiblemente perdido. En estos casos lo estratégicamente bueno es difamarlos convenientemente desde el punto de vista profesional y difundir toda serie de bulos sobre su vida personal. Eso funciona y, si puede conseguir que se lo publique un periódico, mucho mejor. Un buen método consiste en inventarse amenazas que usted y su familia "reciben" anónimamente todos los días. Si quiere tener más credibilidad escríbase unos cuantos anónimos que siempre dan más realismo a la historia. De los errores no se preocupe, como tampoco debe estar inquieto por los discursos o los programas electorales. Nadie los tiene en cuenta (pronto se olvidan), los escucha (las palabras se las lleva el viento) o los lee (los programas van directamente a la papelera). Cuando sus electores incondicionales hablen de usted, cantarán sus maravillas y pondrán en su boca frases y pensamientos que usted mismo se admiraría si los oyera. Si son sus detractores los que narran sus intervenciones e intenciones, agárrese porque usted nunca sería capaz de decir tantos despropósitos seguidos. Los principios segundo y tercero pueden valerle, pero ni se le ocurra hacer caso del cuarto. Jamás tendrá que arrepentirse por algo que haya dicho o hecho durante su campaña electoral. ¿Cree usted, verdaderamente, pedazo de ingenuo, que le van a pedir explicaciones una vez ganadas las elecciones? Se trata de ganar, después todos serán sus amigos. Se admirará, aunque pierda, de la cantidad de votos que ha tenido y que nunca aparecieron al abrir la urna. Una vez tomada posesión del puesto al que optaba, nadie le va a sonrojar con sus palabras y hechos previos. Además, le garantizamos que, en este país, las mociones de censura nunca prosperan. Una recomendación especialmente dirigida a los rectorables de la Universidad de Alcalá: No busque la semilla de la victoria en cada derrota, ni la de la derrota en cada victoria. En el segundo caso se quedará sin sembrar y en el primero se pasará la vida buscando. Lo sentimos si su oponente es el actual rector, está usted abocado al fracaso más estrepitoso. Le animamos a que se presente, eso sí, porque siempre es divertido tener debates y el morbo de los enfrentamientos es irresistible, pero no se preocupe mucho por la campaña y el resultado, ¡quizás dentro de siete años...! No hay sorpresas que valgan, como tampoco hay secretos. Cuando usted esté seguro de sorprender a su contrincante se dará cuenta de que en el seno del conjunto de sus seguidores había un "submarino" con el que no contaba. Es ley de vida electoral. Para terminar y a modo de resumen, hemos decidido redactar para usted de otra forma el principio vigésimo cuarto. Debe decir: "Opere usted siempre con las mismas reglas que sus oponentes". Sólo así estará seguro de tener alguna "chance". Lo sentimos, pero nos ha quedado un editorial un poco cínico, lo confesamos. Nuestra intención ha sido buena, consistía en aconsejar lo mejor posible a cualquier ciudadano que se presente a candidato elegible en unas urnas, en especial a nuestros compañeros que decidan lanzarse a la aventura electoral en los próximos meses. ¿Qué no se creen que esto pueda ser así, tal y como lo hemos pintado? Pregúntenles a los perdedores dentro de año y medio. Recomendación final en aras del optimismo: Si usted es un posible candidato a rector en la UAH, olvide todo lo anterior y aténgase a los principios de Conarroe. Si no gana las elecciones, al menos quedará como una persona honrada que intentó cambiar el futuro. Si las gana, será un buen gestor, querido por todos. Si es usted uno de los votantes, haga, por favor, un ejercicio de reflexión y piense en lo que se nos avecina con el continuismo. En cualquier caso, creemos firmemente que estamos en un momento idóneo para los cambios beneficiosos. LA REDACCIÓN Volver al principio |
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