Opinión y Debate
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico Año III

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Febrero 2001. Nº 22

En esta página:

El reloj parado (Rafael Alonso Solís)
Con la música a otra parte (Ana María Francisco, Gerardo Gutiérrez, Encarnación Pérez)
Carrera docente y Asociados Convenio MEC (J. A. Martínez Pons)
¿Ha cambiado algo en este país durante el siglo XX? (Fuenteovejuna)
INCONGRUENCIAS (Julio Gutiérrez)
La incongruencia del último siglo
La incongruencia del último año del siglo
La incongruencia del último mes del siglo
RECORTES
Un deseo: la desaparición definitiva de la Seguridad Social
Por una ley de autonomía universitaria
Berlín pide explicaciones a EE UU sobre el uso de plutonio
Bousoño venció a Umbral por un voto en una de las rondas finales del Cervantes
La carrera científica: una propuesta

EL RELOJ PARADO

Rafael Alonso Solís

Desatado el debate sobre la ciencia en España, resulta urgente fijar las posiciones con claridad. También las discrepancias, aunque un supuesto corporativismo científico pueda hacer pensar que todos decimos o queremos lo mismo. ¿Es la hora de la ciencia en este país, como algún colega ha sugerido hace días en la prensa diaria (Carlos Belmonte, El País 21/10/2000). Lo es, indudablemente, desde el punto de vista de la necesidad. No cabe duda alguna que en este país urge el respeto a la actividad científica y resulta imprescindible la promoción de la misma, su apoyo presupuestario decidido y la puesta en marcha de medidas que faciliten su desarrollo, que consoliden los tímidos ensayos del pasado inmediato y que aborden con decisión la entrada en el futuro. De hecho, al futuro siempre se llega tarde: cuando nos percatamos ya estamos en él, y a poco que nos despistemos se aleja irremisiblemente hacia el pasado. Pero ni es cierto que la calle y la ciudadanía se interesen por la ciencia –la calle no mira a Einstein, sino a Rappel--, como se sostenía en el artículo mencionado, ni mucho menos que "los poderes políticos y económicos" hayan asumido, siquiera mínimamente, la importancia de la investigación científica en el desarrollo del país. Otra cosa es que lo digan, una y otra vez, sin el menor asomo de rubor. Porque los responsables políticos del Gobierno actual, con su presidente a la cabeza, no tuvieron ninguno en proclamar su indiscutible vocación en pro de la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico cuando trataban de alcanzar el poder. Tampoco lo tienen ahora cada vez que repiten esa fraseología hueca y bien aprendida en la que se enlazan términos sonoros, se prometen ingentes inversiones y se anuncia el reparto de billetes para el viaje a la gloria. O cuando la ministra Birulés, a la vuelta de un tránsito, acude presta con el saquito de los doblones para atender las necesidades de un equipo científico angustiado. "¿Cómo no me lo dijeron antes? Si aquí estamos para eso, faltaría más. Que me llamen al móvil, que me pongo".

La realidad es que el Gobierno ni está interesado por la ciencia, ni sabe con qué se come, ni tiene otra intención relacionada con la misma que no sea la de utilizar sus adornos para la elaboración de discursos o la inauguración de bloques de cemento. Y todo indica que algo parecido ocurre con sus asesores. Ya resultaba discutible la división en dos del antiguo Ministerio de Educación y Cultura (al que previamente se había quitado la referencia a la "Ciencia", tal vez sospechando que se tratase de un invento del maligno). Parece como si nadie en las alturas del Ejecutivo hubiera pensado en el caos que suponía situar a la Universidad (en la que guste o no está ubicado el mayor porcentaje de científicos del sistema español) en un ministerio y a los investigadores en otro. Una división cuando menos esquizoide, que ahora se comprueba no estaba motivada por objetivo alguno, ni dirigida por un principio organizativo de alcance, ni provocada por una inesperada explosión de ingenio, sino que únicamente respondía a una reestructuración del poder y a la necesidad de ubicar al equipo de los industriales catalanes en una posición de privilegio en la telaraña.

No hace mucho un prestigioso investigador español, ahora mismo en la cresta de la ola por sus indiscutibles méritos científicos y por sus excelentes aportaciones a la biología del desarrollo, hablaba del magnífico nivel del equipo responsable de la ciencia y la tecnología en el ministerio del mismo nombre. Es posible que cada cual vea las cosas según el trato que reciba, y tal vez algunos confíen en que una actitud de comentarista halagador haga más por el futuro de su instituto que un puñado de publicaciones en revistas de impacto. Porque la idea que de los responsables del nuevo ministerio pueden tener la mayoría de los sufridos investigadores españoles, que desde los distintos niveles del sistema contemplan la congelación de los proyectos, la reducción cuantitativa de la financiación, la angustiosa incertidumbre en las convocatorias de becas, la inexistencia de puestos de trabajo, la aparente ausencia de futuro y la falta de interlocutores a quien acudir para solicitar información o plantear la solución de ciertos problemas urgentes, probablemente diste mucho de ser mínimamente positiva.

El sistema, en estos momentos, no funciona, y no hay en los presupuestos del Estado ninguna solución al respecto, ninguna decisión, ningún incremento significativo, ningún hecho que permita el optimismo. La comunidad científica española acaba de asistir, estupefacta, a una convocatoria fantasma para adquisición de infraestructura por cerca de 40.000 millones de pesetas, anunciada con oscuridad y resuelta en no más de una semana. No es descartable que en los próximos días se convoquen las becas retrasadas, se aventuren reincorporaciones de científicos en masa, y se inunden los telediarios con la creación de uno o dos ambiciosos "centros de excelencia". Como ejemplo, ya se apresuró la ministra a identificarse con el "manifiesto de Madrid" –pero ¿qué político con vocación de supervivencia no lo haría verbalmente?-. Me adelanto a decir que abordar el gravísimo problema de la investigación científica en España exige, complementariamente, otras medidas, y ésas pasan por apuntalar la consolidación de un sistema extremadamente frágil, que comienza a hacer agua por todas partes y en el que los elementos humanos que lo constituyen empiezan a vislumbrar con amargura la hora de la jubilación anticipada, sin que, lamentablemente, ese sistema haya previsto una ordenada transmisión de la antorcha. Por eso, reconocer si es o no la hora de la ciencia resulta materialmente difícil, ya que el reloj en que se puede hacer la consulta está a punto de pararse.

Rafael Alonso Solís
Catedrático de Fisiología. Universidad de La Laguna
(ralonso@ull.es)

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Con la música a otra parte 

Ana María Francisco, Gerardo Gutiérrez, Encarnación Pérez, I.E.S. Gabriel García Márquez de Madrid.

Los profesores que integramos el Departamento de Música del I.E.S. Gabriel García Márquez de Madrid queremos hacer constar nuestra enérgica repulsa a las medidas adoptadas por el Ministerio de Educación y Cultura para la reforma de la Enseñanza Secundaria, que dejan a las materias artísticas en una posición absolutamente ridícula.

Todos los profesores y educadores conocemos perfectamente las dificultades que causa al alumnado el desconocimiento de los elementos esenciales de la comunicación verbal y del razonamiento matemático, de la misma forma que sabemos que la raíz del problema es verdaderamente profunda y requiere un análisis detenido.

Con frecuencia parece que olvidamos uno de los fundamentos del que se supone alarmante fracaso escolar, que proviene de los actuales niveles de escolarización en la adolescencia y pre-adolescencia. A comienzos de los años 80, el número de jóvenes escolarizados en edades comprendidas entre los 14 y los 16 años suponía tan solo un 17% del total, sumando las cifras de Bachillerato y Formación Profesional. Actualmente (y por desgracia, sólo en teoría), los adolescentes pertenecientes a esas cohortes de edad están inmersos en el sistema educativo en su totalidad (esto es, un 100% de ellos). De aquí se desprende que hemos asumido en los últimos años la formación de ese 73% restante de jóvenes que, de no existir la Enseñanza Secundaria Obligatoria, no fracasarían en el entorno escolar porque, sencillamente, serían ignorados por el sistema educativo.

Ahora bien, la tarea de educar, formar y enseñar se convierte en titánica cuando se aborda en las condiciones en que todos nos vemos obligados a hacerlo.

Para las "autoridades educativas", parece mucho más sencillo hacer un análisis somero de la cuestión. y si bien puede ser encomiable la relativa premura con que se intentan atajar los efectos de la falta de formación en las asignaturas que hoy denominamos instrumentales, la solución no puede pasar por desvestir a un santo para vestir a otro.

A las mismísimas puertas del siglo XXI, no se puede ignorar la existencia de las formas de comunicación no verbales. La comunicación audiovisual, especialmente entre personas de diferentes lenguas, alcanza (se quiera o no), una relevancia que jamás tuvo.

En la Edad Media la Música era considerada una de las cuatro artes matemáticas, y junto con la Aritmética, la Geometría y la Astronomía, se integraba en el Cuadrivio, de origen clásico. ¿Caminamos, pues, hacia un sistema formativo más primitivo que el medieval?

En defensa de nuestra asignatura (y de la Educación Plástica), no vamos a recurrir al tan manido argumento de las virtudes que tendría la formación de la sensibilidad (artística y humanística) en el seno de la sociedad en que nos ha tocado vivir. Tampoco debería ser necesario recordar que, casi en exclusiva, son las asignaturas de índole artística las encargadas del desarrollo de la motricidad fina, que resulta imprescindible justo en el periodo de cambios físicos en que los alumnos de primer ciclo se encuentran.

Lo que realmente puede resultar preocupante, incluso para los responsables de aquellas materias que se pretende potenciar, es que se ignore que tanto la educación musical como la plástica y visual tienen como consecuencias inmediatas, entre otras, el desarrollo, por vía directa, del pensamiento lógico-abstracto, del razonamiento espacial, de la percepción del ritmo y el orden y el rechazo natural del caos (que en nuestro caso se manifiesta a través del sentido del ritmo y la armonía). Es decir, que se pretenden reducir al absurdo aquellas capacidades que, precisamente, son imprescindibles en esas otras áreas de conocimiento que supuestamente se potencian con esta "contrarreforma". Y aún resulta más doloroso que se lleve a cabo de esta manera:

Obviando el hecho de que existen otras asignaturas que tienen como misión exclusiva completar el horario de profesores titulares de materias que habían sido agraviadas previamente o que no tienen posibilidad de completarlo de otra manera.

Ignorando, o queriendo ignorar, que el horario escolar en primer ciclo de la Secundaria Obligatoria aún permite aumentar las cargas lectivas.

Menospreciando al alumnado al no tener en cuenta todas sus necesidades.

Menoscabando la educación artística para evitar tener que hacerlo con asignaturas cuya presencia en el sistema educativo es excesiva, cuando no innecesaria.

Ninguneando a absolutamente todos los colectivos afectados, como lo demuestra el hecho de que el Consejo Escolar del Estado prestara oídos sordos a la opinión de profesores, padres y representantes sindicales.

Creemos que esta actitud es inadmisible y que sólo puede emanar de una incapacidad manifiesta para abordar este asunto o, lo que resultaría aún más inquietante, de un intento deliberado de que los jóvenes de hoy no alcancen la plenitud de sus capacidades (aunque sí de su utilidad), por motivos que preferimos no intentar adivinar, en el más puro estilo maquiavélico. Quedaría esa posibilidad, como históricamente ha venido ocurriendo en nuestro país, restringida a una fracción de la sociedad con capacidad para costear a sus vástagos una formación quasi elitista.

Se conseguirá, de todos modos, mantener a España a la cola de los países verdaderamente civilizados del planeta por el expeditivo método de socavar una y otra vez los principios de la formación intelectual. También las futuras generaciones tendrán que soportar hasta el hastío a una legión de pseudo-intelectuales y supuestos eruditos cayendo sin el más mínimo pudor en el más espantoso de los ridículos cada vez que ponen en juego sus conocimientos sobre Arte, y en especial, sobre Música.

Madrid a 22 de Diciembre de 2000

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CARRERA DOCENTE Y ASOCIADOS CONVENIO MEC

José A. MARTÍNEZ PONS

Uno de los leit motiv, y no precisamente Wagneriano, de las anteriores autoridades académicas, que han hecho suyo las actuales, es "la carrera docente", currículo que al decir de sus defensores significa que un docente puede empezar su profesión en primaria y acabarla en la Universidad.

Sin entrar en valoraciones que podrían llevarnos por terrenos, al menos, complicados y que pueden resumirse en la pregunta, ¿por qué es de más categoría quien enseña a la Universidad que quien enseña a niños de infantil?, aceptemos los hechos, en forma de titulación, retribuciones y valoración social .

El salto de primaria a secundaria no es difícil, de hecho muchos "maestros", recuerdo que este es el título que se daba a Jesucristo, han podido acceder a profesores de bachillerato, si reunían titulación y méritos, que ponían de manifiesto en concursos, en la medida de lo posible, claros y transparentes.

Pero llega el siguiente paso el acceso a la Universidad, y ahí topamos con una barrera prácticamente infranqueable llamada Autonomía Universitaria, que en lenguaje práctico se traduce en endogamia, oposiciones amañadas, hablemos claro, favoritismos etc, que suponen unaobstáculo muy difícilmente superable por el docente de EE MM.

Para paliar el problema hace una decena de años alguien se sacó de la manga la figura del AsociadoNOTA "Convenio MEC".

Se trataba y se trata de que profesores de bachillerato de probada experiencia impartieran unas horas de clase en La Universidad.

De este modo se conseguía o pretendía conseguir, por una parte un suerte de reciclado del profesor, por otra calmar la demanda de continuidad de la carrera docente. Sin embargo los hechos se pueden resumir en lo que sigue.

HABERES Y COMPENSACIONES

La retribución, por llamarla de algún modo, ridícula, un Asociado de tres horas semanales (más otras tres de atención al alumno) percibe unas 554.000 Ptas brutas, lo que significa que cuando pasan los descuentos se reduce en aproximadamente un 30% o más, es decir, justo para pagar la gasolina o el metro y un cafelito días alternos. Para mayor vergüenza, los asociados "de la Universidad" cobran más, no mucho más pero algo más.

Evidentemente, este fabuloso sueldo está prácticamente congelado, no devenga antigüedad, ni da ningún derecho.

ESTABILIDAD.

Otra joya. El contrato se renueva periódicamente de conformidad con una serie de elementos, sin una normativa fija. Al principio, al parecer, la idea era de que el asociado convenio MEC fuera un trabajo rotatorio, por el que pasara un gran número de docentes. Evidentemente, si esta fuera la filosofía, debería reconocerse esta estancia en la Universidad como periodo de formación . Más formativo sin duda es que la mayoría de cursos, cursillos y cursetes de los CPR, en los que lo único que se valora son las horas de calentar silla. Además, si se está en la Universidad, no se está aprendiendo Macramé o Sevillanas, o a Resolver Conflictos en Clase.

Al parecer la cosa ahora va por otros derroteros y corren rumores y más rumores.

CONDICIONES DE TRABAJO

Sin entrar en la propias del ejercicio docente que como es evidente dependen la materia , la universidad y el departamento, voy a tratar temas más generales.

No obstante ser el MEC quien ofrece la posibilidad de este subempleo, y quien a través de quien corresponde, concede la compatibilidad, no da la menor facilidad para desempeño en una mínimas condiciones de la labor del asociado.

Para empezar el profesor debe rogar, suplicar, agradecer y mucho ojito con desmandarse, que en su centro le dejen la última hora libre para salir zumbando rumbo a la Facultad. Si justo a la hora en que tiene su clase Facultativa, tiene alguna actividad en el centro, o se busca un médico amigo que certifique que padece claustrofobia o posee, como San Felipe Neri, el don de la ubicuidad.

En muchos centros se dan facilidades pero la incomprensión de muchos colegas, de un lado IES y del otro Universidad para quienes quitamos puestos de trabajo, están ahí.

Se ha hablado de la posibilidad de aplicar una reducción horaria, pero cuando todo parecía ir por buen camino, se destituyó a la persona y vuelta a empezar. En fin a ver que nos depara el curso próximo.

CONTINUIDAD

Como dije antes, el contrato se va renovando. Cada septiembre, el Asociado puede encontrarse en su taquillero un notita en la cual se le comunica que a partir del día x su contrato cesa, y ni siquiera como en la mili, se agradecen los servicios, simplemente se le da la patada en salva sea la parte. Naturalmente, no procede indemnización ni compensación de ningún tipo, de modo que la carrera docente pincha en plena subida al Tourmalet, al que no se llega nunca.

En cuanto a ocupar una plaza definitiva, de titular o catedrático, probabilidad hay alguna pero muy pequeña y no tiene nada que ver con la carrera docente, se trata de que el profesor esté en el sitio adecuado en el momento adecuado. En realidad, cualquiera que conozca un poco por dentro la Universidad sabe como son las "oposiciones" y en cualquier caso, ¿podrá estar nunca en igualdad de condiciones un docente con 18 horas lectivas y hasta 35 de permanencia en el centro, con una familia a sus espaldas, frente a un joven recién licenciado que no "tiene otra cosa que hacer", y me refiero a la hora de asistir a congresos, hacer estadías en el extranjero o simplemente , investigar y publicar? En resumen que hoy por hoy, hacer la carrera docente es una entelequia y el profesor asociado convenio MEC, simplemente un subempleado.

El último rumor es la posibilidad de que exista la figura del asociado Convenio a tiempo completo en la Universidad. Puede ser una solución siempre y cuando se garantice una mínima estabilidad y por supuesto un nivel retributivo equivalente al de los colegas universitarios. Pero insisto en el fondo rumores tras rumores.

Un detalle que hay que hacer constar es que los sindicatos, especialmente los "de clase", poco o nada hacen en defensa de este colectivo, poco numeroso en cantidad, pero desde luego dignos de encomio por su inquietud, ganas y sacrificio.

¿POR QUÉ SEGUIMOS?

No quiero acabar sin responder a la pregunta que algunos podrán hacerse: ¿por qué no lo dejamos?

Razones hay muchas y variadas, la primera la inercia, la segunda este espíritu por una parte redentor y por otra algo masoquista que la mayoría de docentes tenemos y del que se aprovecha nuestro patrono, la Administración. Un colega lo llama "sanidad mental". La verdad es que después de soportar lo que tenemos que soportar en los centros, (a muchos el Ministerio nos ha engañado como a chinos, nos contrató para una cosa, enseñar nuestra materia y nos está obligando a cincuenta que nada tienen que ver con ello) el poder, aun en las inhumanas condiciones en que se hace, dar lo mejor de nuestros conocimientos a alguien y estar en contacto con algo de ciencia puntera, puede ser compensación suficiente.

José A. MARTÍNEZ PONS es Profesor de Física y Química en el IES Las Lagunas y Asociado Convenio MEC en el DPTO de Ingeniería Química de la Universidad de Alcalá

NOTA:  Según la normativa vigente, Asociado es un profesional de reconocida competencia que aporta su experiencia a tiempo parcial a la Universidad. En la práctica es casi moneda común que el asociado sea simplemente el becario al que se le ha acabado la beca y acepta por salario de 3 a 6 h hacer de "bonne à tout faire", en esperanza que salga "su placita".

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¿Ha cambiado algo en este país durante el siglo XX?

Fuenteovejuna

Se dice que lo único que inventó el siglo XX fue la velocidad y, por extensión la rapidez, en el cálculo, en la comida, en el transporte, en la vida... El siglo que acabamos de empezar puede que ni eso. La actitud del gobierno actual se enmarca dentro de la más pura ideología neo-nazi (lo de neo es solamente un prefijo temporal) -se utiliza el término nazi en lugar de su homónimo fascista porque da una idea mejor de que hace escasamente 60 años mataron a más de un centenar de millones de personas-. Nos estamos refiriendo a la actitud ante los emigrantes y no sólo en su vertiente legal. Dado que no es un talante nuevo, tampoco lo es el texto que lo ilustra, es de 1937 y lo escribió D. Ramón del Valle-Inclán en su novela Tirano Banderas.

"El criollaje conserva todos los privilegios. Todas las premáticas de las antiguas leyes coloniales. Los libertadores de la primera hora, no han podido destruirlas, y la raza indígena. como en los peores días del virreinato, sufre la esclavitud de la Encomienda. Nuestra América se he independizado de la tutela hispánica, pero no de sus prejuicios, que sellan con pacto de fariseos, Derecho y Catolicismo. No se ha intentado la redención del indio que escarnecido, indefenso, trabaja en los latifundios y en las minas, bajo el látigo del capataz. Y esa obligación redentora, debe ser nuestra fe revolucionaria, ideal de justicia más fuerte que el sentimiento patriótico, porque es anhelo de solidaridad humana. El Océano Pacífico, el mar de nuestros destinos raciales, en sus más apartados parajes, congrega las mismas voces de fraternidad y de protesta. Los pueblos amarillos se despiertan, no para vengar agravios, sino para destruir la tiranía jurídica del capitalismo, piedra angular de los caducos Estados Europeos. El Océano Pacífico acompaña el ritmo de sus mareas con las voces unánimes de las razas asiáticas, y americanas, que en angustioso sueño de siglos, han gestado el ideal de una nueva conciencia, heñida con tales obligaciones, con tales sacrificios, con tan arduo y místico combate, que forzosamente se aparecerá delirio de brahamanes, a la sórdida civilización europea, mancillada con todas las concupiscencias y los egoísmos de la propiedad individual. Los Estados Europeos, nacidos de guerras y dolos, no sienten la vergüenza de su historia, no silencian sus crímenes, no repugnan sus rapiñas sangrientas. Los Estados Europeos, llevan la deshonestidad hasta el alarde orgulloso de sus felonías, hasta la jactancia de su cínica inmoralidad a través de los siglos. Y esta degradación se la muestran como timbre de gloria a los coros juveniles de sus escuelas. Frente a nuestros ideales, la crítica de esos pueblos, es la crítica del romano frente a la doctrina del Justo. Aquel obeso patricio, encorvado sobre el vomitorio, razonaba con las mismas bascas: Dueño de esclavos, defendía su propiedad: Manchado con las heces de la gula y del hartazgo, estructuraba la vida social y el goce de sus riquezas, sobre el postulado de la servidumbre: Cuadrillas de esclavos hacían la siega de la mies: Cuadrillas de esclavos bajaban al fondo de la mina: Cuadrillas de esclavos remaban en el trirreme. La agricultura, la explotación de los metales, el comercio del mar no podrían existir sin el esclavo, razonaba el patriciado de la antigua Roma. Y el hierro del amo en la carne del esclavo se convertía en un precepto ético, inherente al bien público y a la salud del Imperio. Nosotros, más que revolucionarios políticos, más que hombres de una patria limitada y tangible, somos catecúmenos de un credo religioso. Iluminados por la luz de una nueva conciencia, nos reunimos en la estrechez de este recinto, como los esclavos de las catacumbas, para crear una Patria Universal. Queremos convertir el peñasco del mundo en ara sidérea donde se celebre el culto de todas las cosas ordenadas por el amor. El culto de la eterna armonía, que solo puede alcanzarse por la igualdad entre los hombres. Demos a nuestras vidas el sentido fatal y desinteresado de las vidas estelares, liguémonos a un fin único de fraternidad, limpias las almas del egoísmo que engendra el tuyo y el mío, superados los círculos de la avaricia y del robo".

Ramón del Valle-Inclán.
Tirano Banderas.

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INCONGRUENCIAS

Julio Gutiérrez. Universidad de Alcalá

La incongruencia del último siglo

La OTAN y Solana

Esta misma mañana, cuando me disponía a redactar estas líneas, oía en las noticias, con motivo del viaje de Solana a Yugoslavia, una petición de los manifestantes de Belgrado para que fuera juzgado, junto con Milosevic, por crímenes contra la Humanidad.

Todos recordarán aquellas manifestaciones, pegaditos a la verja de la Base Aérea de Torrejón, de las que Solana formaba parte activa, en las que se leía aquello de "OTAN NO, BASES FUERA". Todos recordarán, durante la época de la transición democrática española, las declaraciones de los líderes del PSOE, entre los que se encontraba Javier Solana, cantando las maldades de la Alianza Atlántica y los perjuicios de pertenecer a dicha organización, asegurando, por otra parte, que cuando llegaran al poder zanjarían la cuestión. Todos recordarán las promesas electorales del año 1982.

Desgraciadamente, también recordarán el giro de 180 grados dado por los gobernantes socialistas, entre los que se encontraba Solana, respecto de la pertenencia a la OTAN. Todos recordarán aquel referéndum nefasto, en el que la presión psicológica del gobierno de González consiguió arrancar un sí a los españoles, con preguntas falaces y retorcidas. Y por último, todos recordarán aquel día, no tan lejano, en que Javier Solana, con una sonrisa de satisfacción mal contenida, tomaba posesión como Secretario General del dichoso invento imperialista.

Pero aún hay más que recordar, para rizar el rizo de la incongruencia absoluta. Nos referimos a aquella rueda de prensa en la que Solana, sin atisbos de rubor en su rostro de jugador de póquer, hablaba de los desgraciados, pero necesarios, efectos colaterales del bombardeo de la población yugoslava. Sin embargo, todavía quedaban motivos para el asombro. Resultó que, además, se empleó munición radiactiva en el conflicto y, lo que es peor, parece ser que sacada, no de los residuos del Uranio 238 tras su proceso de enriquecimiento para uso en las centrales nucleares, sino de los desechos de esas mismas centrales, u otras de carácter militar, que contenían Plutonio; eso que sepamos. Y más efectos colaterales, ahora sobre los propios soldados en misión de paz en los Balcanes.

Pero ahí tenemos a D. Javier Solana, físico de profesión para más información, ahora con un cargo más importante en el área militar de la Unión Europea, paseando su sonrisa por el mundo. ¿Nos quedarán todavía motivos para el asombro?

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La incongruencia del último año del siglo

Un inmerecido aumento de sueldo

El año 2000 ha sido uno de los más movidos, desde hace más de una década, en el mundo universitario. Los profesores se atrevieron a organizar una huelga de celo y manifestaciones varias, para reivindicar un aumento de sueldo justo y, para muchos, merecido, además de la estabilización y promoción de los muchos profesionales estancados en la maraña de los puestos docentes. Somos conscientes de que sin esas medidas de presión no se hubiera conseguido la firma de los acuerdos entre los Sindicatos y la Administración que, en parte y sólo en parte, venían a paliar el problema. Hasta aquí todo correcto.

Las declaraciones de algunos rectores y demás gestores universitarios no nos sorprendieron. Criticaban duramente los diferentes puntos del convenio, porque "hipotecaba", decían, el futuro de la Universidad. Algunos de nuestros compañeros, entre los que había un alto porcentaje de Catedráticos, se escandalizaban de la convocatoria de huelga "¡para conseguir un aumento de sueldo!", en aras de un seudoelitismo intelectual, por supuesto, mal entendido. Alguno llegó a asegurar que ganábamos lo suficiente. Algún otro tildó de anarquistas peligrosos a los que nos subíamos al carro de las reivindicaciones. Tampoco nos sorprendió.

Pero he aquí que, una vez firmado el acuerdo, aquellos que más clamaban por mantener el "orden establecido" fueron los primeros en rellenar y entregar la petición del "odiado" complemento, vicerrectores de la UAH incluidos, que utilizaron el impreso facilitado por CCOO a tal efecto. Hubo quienes se pusieron en contacto inmediato con los "anarquistas más peligrosos" para preguntar cuándo se iba a iniciar el proceso de las promociones.

Cuando, hace algunos días, comentaba con un compañero de los más críticos con el proceso, esta incongruencia, me contestó: "Siempre tiene que haber apóstoles que se dejen la piel y susceptibles de la crucifixión". Me pregunto si este catedrático de prestigio donará su complemento a una ONG, o lo dejará a disposición de la universidad para mejorar la docencia y la investigación.

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La incongruencia del último mes del siglo

Los Servicios Informáticos de la UAH atacan de nuevo

En el mes de diciembre pasado se produjo la privatización de parte de los Servicios Informáticos de la Universidad de Alcalá. Bien es verdad que la sección de Microinformática estaba, prácticamente, en manos de becarios inexpertos y nunca se había intentado estructurar, como es normal en una institución universitaria, con un enorme número de usuarios de ordenador personal. Desconocemos qué relación causa-efecto pueda tener este particular con el hecho de que, durante las vacaciones navideñas, dejara de funcionar el servicio de correo electrónico.

También es verdad que no todos los usuarios, dentro del mismo servidor, sufrieron los graves problemas derivados de la suspensión del servicio. Todavía no se han dado explicaciones. Los que habitualmente nos conectamos desde casa para recibir los mensajes electrónicos pensamos: "ya está Telefónica dando un mal ejemplo". Nos vinimos al despacho y más de lo mismo. No vayan a creer que el POP o el SMTP estaban fuera de servicio, nada más lejos de la realidad. Las máquinas se encontraban funcionando perfectamente, como se podía comprobar sin más que enviar un mensaje tipo "ping". Además el programa gestor del correo realizaba la conexión, pero decía aquello de: "bajando el mensaje 1 de X". Pero ahí se quedaba, atontado durante horas, sin decidirse a bajar mensaje alguno.

Los mal pensados, que los hay, insinuaron que, en esas fechas, las personas encargadas de leer el correo de los usuarios estaban de vacaciones y, simplemente, se evitaba que se perdiera información preciosa para los gestores de la UAH. La sospecha provenía del hecho de que dos miembros de un mismo departamento tenían tratamiento diferente, uno sí recibía el correo con regularidad y el otro no (ejemplo el que esto escribe). Yo me niego a pensar tan mal, pero cuando no se dan explicaciones, hasta el más incrédulo empieza a tener dudas.

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RECORTES

Un deseo: la desaparición definitiva de la Seguridad Social

EDUARDO HARO TECGLEN Diario "El País", martes 2 de enero de 2001.

Un país en el que los salarios sean suficientes para pagar una buena vivienda, y una alimentación, y la enseñanza: para sostener a los mayores y a los que nazcan, y guardar para más adelante sin tener que quitar nada necesario ni superfluo, con una estabilidad en la moneda y unos precios escasamente variables. Buena comida, sana y barata. Y a medida que la técnica creciese por su camino adecuado, reducción en el esfuerzo del trabajo humano. Ocio, amor libre, natalidad libre. Fuera las amenazas: ni el infierno ni la Guardia Civil, ni el cónyuge ni el patrón, ni el hambre. Ni el nacionalismo, ni la Iglesia, arcaicos y estúpidos. Un disparate: pero cuando leo los deseos que expresan mis mayores - en sabiduría y fama- los encuentro más enrevesados, no menos difíciles y poco concluyentes.

Hay timidez en desear absolutos, pero no se encuentra la menor preocupación en expresar pequeñas mejoras que son igualmente utópicas. Por lo menos por el camino por donde van las cosas. El camino de Bush, por utilizar un personaje de la vulgaridad notoria con la que llega. Bush, Aznar, por reducirnos al ámbito próximo. Tipos que no van más allá en la mediocridad que la del catecismo del buen cristiano. Y, como el más clásico de cualesquiera de sus sectas, la amenaza, el susto, la restricción.

Cuidado, dicen, que no vamos a poderles pagar la Seguridad Social; no podremos mantener las pensiones. Nos dicen que si queremos comer sopa en nuestra desdentada vejez, la Seguridad no paga los dentistas, y que si queremos tener hijos, nuestras mujeres tendrán que dar un poco de su dinero a su patrono para compensarle de las ausencias del parto. Qué gente: qué piara. Claro que saben que no tienen riesgos: ya no hay revoluciones. Las revoluciones se pierden siempre: son desgarradoras para quienes las hacen, y el poder que sale de ellas es siempre un poder. Eso sí, del Sur está subiendo una marea oscura, imparable. Los bárbaros del Sur: como los bárbaros del Norte que acabaron con Roma. No les van a parar en Tarifa. Ni en los Pirineos. Ya están llegando: son sólo los primeros.

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Por una ley de autonomía universitaria

ANTONI CAPARRÓS Y BENEDICTO Diario "El País". (22-01-01)

En los últimos tiempos, la opinión pública apenas se ha ocupado de la reforma de la vigente Ley de Reforma Universitaria. Es posible que la claridad con que la ministra Pilar del Castillo ha confirmado la prioridad legislativa de la misma haya apaciguado el debate, a la espera de un anteproyecto elaborado por el equipo ministerial a partir del abundante material acumulado.

No es malo que esta contención de la opinión pública haya apartado del primer plano el debate sobre la endogamia. Un debate que, al menos desde el planteamiento que se hizo, no pudo ser en sí mismo más endogámico y provinciano. No sólo porque se desarrolló mirando al retrovisor y sin un análisis cabal de la poliédrica endogamia. Es que, además, que yo recuerde, no se entró en los inicios departamentales de la carrera docente, donde la endogamia tiene sus raíces académicas. Para nada se habló de mecanismos y procedimientos de salida, como si todo el problema consistiera en la composición de las comisiones que han de regular la entrada en los cuerpos docentes funcionariales. En fin, que aquel endogámico debate no sirvió más que para ampliar la convicción de que buena parte de los universitarios necesitamos una cierta reconversión como condición de posibilidad de un servicio público de calidad.

No entiendo, por otra parte, cómo se puede afrontar el problema del profesorado sin un diseño previo del modelo de universidad al que aspiramos. Modelo que habría de acoger la redefinición actualizada de la misión y de las funciones docente e investigadora de la universidad. Cuando se entra en este terreno es lugar común apelar a la autoridad de Ortega y Gasset. ¡Si Ortega y Gasset levantara la cabeza!, nos dicen algunas voces universitarias esencialistas. Sin embargo, ¿no se escandalizaría mi respetado Ortega de nuestra falta de coraje para plasmar lo que hoy han de ser la docencia y la investigación de calidad? ¿No se avergonzaría de que miremos a otro lado ante el desajuste entre la buena práctica docente e investigadora y nuestra concepción del departamento universitario como unidad básica de estas funciones y constituido, al mismo tiempo, por las áreas de conocimiento que son? ¿Qué decir de las relaciones entre docencia e investigación, tan diferentes hoy de las establecidas por la tradición humboldtiana asimilada por Ortega en Marburg? Nada hay tan dañino para el reconocimiento de la docencia y de la investigación, por sí mismas y en su cada vez más compleja relación, como que las universidades convoquen hoy plazas de profesorado a partir de ciertas plantillas elaboradas por criterios docentes y que se adjudiquen según criterios de investigación.

Sería socialmente perjudicial para las universidades que tratáramos de imponer el problema del profesorado -real, por lo demás- como mascarón de proa de la reforma. La sociedad no tolera lo que es percibido como corporativismo. Espera una docencia, una investigación y, consecuentemente, una formación universitaria de calidad. Una universidad pública transitiva y no enroscada. Esa priorización sería también fatal políticamente. Abundan los políticos con sus jaurías mediáticas de resonancia que les tienen ganas a las universidades públicas. Cualquier prioridad susceptible de lectura corporativa sería utilizada como premisa menor, la cual con otra mayor, a proporcionar por la doctrina neoliberal de la globalización, formarían un silogismo cuya conclusión sería la muerte lenta de la universidad pública.

Recuperemos al respecto el proceso seguido por el programa de estabilización y promoción del profesorado iniciado por el anterior ministerio de Rajoy junto con los sindicatos. Era limitado y de difícil encaje competencial, pero oportuno y universitariamente respetuoso. La nueva ministra lo asumió, lo fue puliendo con las universidades y trató de superar los escollos competenciales con las comunidades autónomas. Laborioso proceso que al final tropezó en el área presupuestaria del Gobierno con una gravísima dificultad no prevista: el encaje del programa en el diseño macroeconómico. Las universidades -desconozco si todas- hemos acabado firmando un convenio que proporciona el dinero. Pero con un precio altísimo. Nadie sabe qué hemos firmado, el programa ha perdido su sentido inicial; el equipo ministerial de educación, ninguneado; las comunidades autónomas, humilladas, y las universidades, vejadas. Aprendamos la lección. No para responder reactivamente. Sí para tomar conocimiento de cuál es el escenario político. No dudo del compromiso universitario del vicepresidente Rajoy o de ministras como Del Castillo o Birulés. Pero sí del de otros miembros gubernamentales y de representantes de todo el arco parlamentario, que ni valoran las universidades públicas ni se aproximan a ellas analíticamente, porque las perciben más como carga que como tarea.

Nuestra posición ha de ser social y políticamente responsable. Y nada lo será más que demandar una ley que nos posibilite asumir nuestra responsabilidad. Priorizar la autonomía universitaria reconocida en la hoy tan manoseada Constitución, entendida no como privilegio soberanista, sino como tarea responsable. Y tarea instrumental en cuanto que sólo tiene sentido entendida como garantía de servicio público según los intereses generales. Autonomía como dimensión institucional de las libertades académicas, las cuales, según la tradición heredada -al margen de las relativas a la investigación y a la organización-, son las de determinar a quiénes se enseña, quiénes enseñan, qué se enseña y cómo se enseña. Autonomía que significa que la nueva ley no nos ha de resolver los problemas, sino hacer posible que nos los resolvamos y que implica, por eso, un principio de diferencia entre universidades.

La autonomía universitaria, por ser socialmente comprometida y tener ese sentido, es asimismo rendición de cuentas de los resultados académicos, producidos por nuestro uso del dinero de los contribuyentes y los propios estudiantes. Es autocomprensión como parte de un sistema de acreditación y evaluación, en cuyo interior las universidades han de interactuar, según criterios e indicadores académicos, abiertas a un juego transparente y sin ventajismos de incentivos, penalizaciones o contrato-programas.

Por supuesto, nuestra autonomía se ha de entramar con los derechos fundamentales, en particular los de los estudiantes, y con las competencias de las administraciones. Éste es un reto complicado para la nueva ley, ya que la actual distribución competencial es caótica. La LRU no preveía la transferencia generalizada a las administraciones autonómicas. Han aparecido escenarios nuevos: espacio europeo, movilidad, distrito abierto, acreditación, evaluación institucional y déficit cero. Las comunidades autónomas representan, además, tejidos socioeconómicos, tradiciones culturales y prioridades estratégicas que requieren márgenes de libertad para políticas científicas particulares con su personal e inversiones propios.

Por otra parte, aquí no se pueden aplicar modelos de distribución competencial tomados de otros servicios estatales. Justamente porque a las administraciones central y autonómica hay que añadir la autonomía universitaria, y ésta constituye un núcleo competencial indisponible a cualquier encaje con las competencias de otras administraciones. Esta redistribución, sin embargo, es cuestión clave. De ella dependen muchas cosas. Entre ellas, la redefinición del Consejo de Universidades o la eventual creación de otros órganos de coordinación. Por ejemplo, en el ámbito de la financiación, donde, junto a otras cuestiones, habría que hacer imposible la práctica de alguna comunidad autónoma -no la mía- del "quien paga manda". Es cuestión determinante también para el modelo de acceso a la función docente plena. Más si se optara por el de la "habilitación", fórmula general -compatible con otras paralelas- que es, en mi opinión, la que mejor garantiza la calidad de los candidatos y el ejercicio responsable de la autonomía universitaria según estrategias fijadas en su seno (modulación de docencia e investigación, formación de equipos, establecimiento de nuevas líneas, redimensionamiento de otras...).

Es éste un momento decisivo para las universidades públicas. El escenario actual no es el de la aprobación de la LRU. Estamos determinados por la convergencia europea, por la inquietante globalización, por la borrosidad entre lo público y lo privado, por el ambivalente incremento del PIB, por la mística del déficit cero, por la demografía, por la conciencia social del uso de los impuestos. La firme defensa de la universidad pública exige ahora más que nunca argumentos que calen en la percepción social y política. Porque también aquí vale aquello de que "ser es ser percibido".

Antoni Caparrós y Benedicto es rector de la Universitat de Barcelona.

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Berlín pide explicaciones a EE UU sobre el uso de plutonio

AGENCIAS, Berlín Diario "El País" jueves 18 de enero de 2001.

El ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, pidió ayer explicaciones al Gobierno de Estados Unidos sobre la posibilidad de que la munición de uranio empobrecido utilizada por las fuerzas norteamericanas en los Balcanes contuviese rastros letales de plutonio.

La petición de Scharping parte de un reportaje realizado por el programa Monitor, de la televisión pública alemana ARD, basado en documentos del Departamento de Defensa norteamericano. Según el programa, que estaba previsto para emitirse ayer, un informe del Pentágono del pasado mes de diciembre constataba que "el uranio empobrecido transportado por el Ministerio de Energía al Ministerio de Defensa norteamericano para la fabricación de municiones contiene rastros de plutonio".

Scharping afirmó que había expresado al consejero político de la Embajada de EE UU en Berlín, Terry Snell, "toda la preocupación que suscita la palabra plutonio" y exigía que le transmitiera "toda la información disponible del lado norteamericano" sobre el caso. El ministro alemán ordenó también una investigación sobre las afirmaciones, que consideró muy graves, vertidas en el programa Monitor.

El plutonio, que no existe en estado natural y es utilizado como material fisible en las bombas nucleares y en los reactores de las centrales, es un material altamente cancerígeno.

Uranio 236

Por otra parte, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) afirmó ayer que un laboratorio suizo que analiza las municiones de uranio empobrecido usadas por la OTAN en Kosovo había encontrado restos de uranio 236, más radiactivo que el llamado empobrecido, cuya radiactividad es un 60% menor que la del uranio natural o 238. No obstante, los restos hallados de uranio 236 son tan pequeños, según el PNUMA, que no entrañan mayor peligro.

El portavoz del PNUMA, Michael Williams, dijo que el laboratorio de Spiez, al este de Suiza, no había estado buscando plutonio -cometido que corresponde a otro de los cinco centros científicos europeos que actualmente analizan muestras de la munición usada por la OTAN en Kosovo-. "Todo lo que puedo confirmar es que los suizos han encontrado isótopo U-236", añadió el portavoz, que no quiso revelar cuál de los cinco laboratorios está investigando el plutonio.

El PNUMA, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), envió a principio de mes una misión a Kosovo. Catorce expertos recogieron 340 muestras de terreno, agua y vegetación.

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Bousoño venció a Umbral por un voto en una de las rondas finales del Cervantes

Dos jurados forzaron una nueva votación para dar el premio al columnista

ÁNGELES GARCÍA, Madrid Diario "El País" Domingo 21 enero

La palabra premio parece ser ya sinónimo de polémica. El Cervantes 2000 no ha sido, ni mucho menos, una excepción. Umbral ganó con seis votos, frente a los cuatro de Bousoño. Pero antes se había producido otra votación en la que éste ganaba a Umbral por un voto. Había un cinco a cuatro y una abstención. Dos miembros del jurado exigieron la prohibición de la abstención, pese a que las normas del premio no contemplan ese punto. El presidente del jurado, Víctor García de la Concha, aseguró que la medida fue consensuada por todo el jurado y que ellos son soberanos para decidir en los casos en los que haya dudas. Lo cierto es que, incluida la nueva norma, las votaciones se reanudaron y Umbral resultó ganador.

Pasaban pocos minutos de las seis de la tarde del pasado 13 de diciembre, cuando el escritor Francisco Umbral recibía a los periodistas en su chalé próximo a Madrid. Acababan de comunicarle que había conseguido el Cervantes 2000. El autor de Las palabras de la tribu quiso agradecer públicamente la ayuda de tres miembros del jurado: Cela, Hierro y García Posada, "que se lo han trabajado a muerte". No se sabe si a muerte, pero lo cierto es que se lo trabajaron a fondo porque el hecho de que el poeta Carlos Bousoño tuviera un voto más que Umbral en una de las últimas votaciones del jurado, no impidió que el escritor y columnista de El Mundo se alzara con el premio.

Según han confirmado varios miembros del jurado, en esa ronda Bousoño sumaba cinco votos; Umbral, cuatro, y se había producido una abstención. Bousoño era ya el ganador, pero los defensores de la candidatura de Umbral -presentada sin éxito en numerosas convocatorias- no estaban dispuestos a irse de nuevo de vacío. Dos de los diez miembros del jurado, el escritor Camilo José Cela y el crítico literario Miguel García Posada, lograron reconducir el resultado argumentando que no cabía la posibilidad de abstenerse. Los diez jurados se dieron diez minutos para reflexionar y aceptaron la imposición de Cela y García Posada. Todavía fueron necesarias nuevas rondas de votos hasta que por fin lograron el premio para Umbral con seis votos frente a cuatro. Habían transcurrido casi cuatro horas en las que los diez estudiaron 25 candidaturas.

El jurado del Premio Cervantes 2.000 estuvo presidido por Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española (RAE) e integrado por Jorge Edwards, Camilo José Cela, José Hierro, Salvador Pániker, Alonso Zamora Vicente, Gregorio Salvador, Jaime Posada, Miguel García Posada y Santiago de Mora Figueroa, marqués de Tamarón. A la reunión asisten con voz pero sin voto el director general del Libro, Fernando de Lanzas, y un técnico jurídico del Ministerio de Cultura.

Según manifestaciones realizadas por ellos mismos en diferentes momentos, es conocido que los defensores a ultranza de la candidatura del escritor y columnista de El Mundo fueron los escritores y anteriores premios Cervantes Camilo José Cela y José Hierro; el crítico literario de El PAÍS Miguel García Posada; el director de la Academia colombiana, Jaime Posada, y Santiago de Mora-Figueroa, actual embajador en Londres y ex director del Cervantes. Varias fuentes coinciden en señalar a este último como el jurado que intentó ejercer su derecho a abstenerse, derecho que le fue negado.

De la Concha, presidente del jurado, asegura que la insólita prohibición de ejercer la abstención a los miembros del jurado se acordó con el consenso de todos los miembros. "Si surge un imprevisto", asegura De la Concha, "el jurado es soberano para decidir. Por ejemplo, el cargo de presidente no es nato y lo primero que hicimos en la reunión fue escoger un presidente. Me votaron a mí. Otra decisión que consensuamos fue la aplicación del sistema Goncourt en las votaciones y que consiste en elegir a cinco en la primera ronda, cuatro en la segunda y así sucesivamente. Y un tercer punto acordado fue el secreto absoluto de todas deliberaciones".

Lo que no quiere precisar el director de la Academia es si la prohibición de ejercer la abstención se acordó al comienzo de la sesión o en el momento en el que Bousoño se alzaba con el premio con cinco votos frente a cuatro. Pese a la parquedad del director de la RAE, todo apunta a que el acuerdo se tomó después de la novena votación, ya que si todos los miembros lo hubieran acordado al principio, a ninguno se le hubiera ocurrido abstenerse repentinamente.

Las versiones recogidas entre algunos de los miembros del jurado sobre los argumentos que se utilizaron para reconducir el resultado, prohibiendo la abstención, son bastante sorprendentes y dispares. Uno de ellos cuenta que se invalidó la votación en la que ganaba Bousoño porque la suma de cuatro votos más una abstención no constituyen mayoría en un jurado de diez personas. Otro jurado explica que el abstencionista, integrante del equipo de apoyo a Umbral, ofreció renunciar a su voto para romper el empate de cinco a cinco que soportaron durante numerosas votaciones. Cuando el resto de los defensores de Umbral oyeron la oferta, se les pusieron los pelos de punta. Un jurado argumentó que no se podía abstener porque el voto era secreto y si no se ejercía, todo el mundo sabría quien había sido. El Nobel Camilo José Cela hizo una nueva exhibición de su escasa paciencia y amenazó a sus compañeros con publicar un artículo titulado El pucherazo, si se permitía la abstención que dejaría sin premio a su protegido.

Volvió la calma y siguieron votando hasta pasadas las 18.00. El resultado, que según las normas debe ser secreto, lo dio a conocer la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, a las 18.15:

Umbral ganaba a Bousoño por seis votos frente a cuatro.

Gracias, amor

Á. G, Madrid

Nada más saber que por fin había ganado el Cervantes 2000, Umbral empezó a recibir las felicitaciones de sus amigos y seguidores instalado en su chalé de Majadahonda. Entre brindis con champaña o whisky, se oyó el teléfono.

Al otro lado estaba el secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca. "¡Ay, mi amor, cuántas cosas te debo! Me has hecho un hombre. De verdad que estoy con vosotros. Cuenta conmigo para lo que quieras", le dijo Umbral. Este agradecimiento fue recogido por todas las televisiones.

Luis Alberto de Cuenca, junto a la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, habían aguardado las deliberaciones en una cafetería próxima al Ministerio de Cultura.

Al recibir la llamada del rey Juan Carlos, Umbral no rebajó su campechanería: "Gracias, Majestad. Está usted en todo, lo mismo en los balandros que en la literatura".

La mayor exhibición de llaneza se pudo ver y oír también ante la llegada de su director en El Mundo, Pedro J. Ramírez. Éste besó en la frente al ganador y dijo: "Nos has hecho sufrir más que el indulto de Liaño", a lo que el premiado respondió: "Sí, pero les hemos ganado".

Ya más con vistas a los periodistas, celebró el premio definiéndolo como un galardón literario pero también político. Confundido por los datos que le transmitieron en un primer momento, según los cuales su rival había sido Pedro Laín Entralgo, Umbral se despachó a gusto diciendo que su victoria era la de la modernidad. "Lo rompedor había brillado sobre lo putrefacto, un triunfo sobre la España del pasado", resumió.

En los días posteriores al premio, Umbral ha precisado en varias entrevistas quiénes encarnan el pasado literario en este país. Señala a la Real Academia Española (RAE), una institución en la que no ha conseguido entrar por el momento porque un grupo se opone a ello desde hace veinte años.

Ese distanciamiento se repitió, según ha explicado Umbral, el día que le concedieron el Cervantes: "Había dos bloques: la Academia y yo. Y gané. Se trata del viejo tema del hombre frente a las instituciones". Y añadía que pudo ganar el Premio Cervantes 2000 porque Cela, Hierro y el crítico de EL PAÍS se batieron bravamente, "Cela con esa autoridad que acojona. Que acojona mucho; y Hierro, que hizo un informe conmovedor porque el derrotado tenía que ser un gran poeta, pero sobre todo un gran amigo suyo".

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La carrera científica: una propuesta

ANDREU MAS-COLELL Diario "El País" (07-02-01)

Europa planteará pronto un gran reto a nuestra estructura científica: la del espacio europeo de investigación. Es un reto que no podremos afrontar con éxito si, por así decirlo, no ponemos nuestra casa en orden, y si no remediamos algunas de sus insuficiencias más notorias. Entre estas insuficiencias destaca la ausencia de un modelo claro de carrera científica. En este artículo quisiera proponer una vía de solución a este problema a partir de un mecanismo de cooperación entre las comunidades autónomas (aunque yo sólo puedo hablar por la Generalitat de Cataluña), las universidades y el Gobierno del Estado. La configuración actual de la carrera científica es inadecuada a las exigencias de un sistema moderno de investigación. Lo es por razones estructurales y coyunturales. Las primeras se derivarían de la conformación de esta carrera a partir de plazas funcionariales de la administración pública. Las coyunturales se referirían a los efectos del descenso demográfico de la población universitaria que, por la relación de hecho entre plazas investigadoras y plazas universitarias, está causando un estrechamiento agudo en las perspectivas de trabajo indefinido de nuestros investigadores jóvenes. Los efectos de esta situación transitoria pueden ser devastadores. Los maestros de la ciencia del mañana son los jóvenes de hoy, y ya se sabe que un joven con talento puede ser, aparte de científico, muchas otras cosas. El peligro de perder para la ciencia a los jóvenes de hoy es muy real.

Un buen sistema de investigación tiene que ofrecer a su personal investigador la posibilidad de contratación continuada. Dicho de otra manera, un investigador nunca debiera encontrarse en la situación de que la continuación de su carrera dependiera exclusivamente de la disponibilidad de una plaza. En el modelo al que convendría tender, un investigador joven poseedor de un doctorado iniciaría su carrera investigadora con un contrato a plazo fijo (digamos de cinco años), al final del cual se evaluaría lo realizado y el potencial futuro. Suponiendo que esta evaluación fuera satisfactoria, al científico se le ofrecería la posibilidad de continuación de su contrato, ya de manera indefinida.

La propuesta concreta de un Programa de Contratación Continuada constaría de tres componentes:

Primero: El acceso al Programa se haría a través de un contrato inicial de cinco años que correría a cargo del Gobierno del Estado, el cual garantizaría los fondos y la seguridad jurídica del mismo. Sería altamente positivo que la inminente convocatoria de un nuevo tipo de contratos postdoctorales por parte del Ministerio de Ciencia y Tecnología constituyera ya una buena aproximación a este tipo de contrato. Segundo: El gobierno autónomo correspondiente -en mi caso la Generalitat de Cataluña- se comprometería a proporcionar un contrato indefinido a los investigadores jóvenes de su territorio que, dentro del Programa, se encontraran al final del período inicial de cinco años. Por supuesto, este contrato estaría condicionado a una evaluación, que efectuaría la comunidad autónoma y que -para ser específicos- podríamos llamar habilitación. Y tercero: Las propias universidades deberían jugar un papel esencial en este mecanismo. Convendría que los científicos habilitados, en su gran mayoría, se incorporasen a las universidades como docentes e investigadores. Tal cosa sería beneficiosa para los científicos y para las universidades, así como también para la economía general del país. Por lo tanto, los contratos indefinidos a los que nos hemos referido deberían ser adoptados, y también cofinanciados, por las universidades, ya que al fin y al cabo se trataría de reforzar sus contingentes docentes e investigadores. Evidentemente, el esquema propuesto debe ser estudiado con más detalle. Pero nos parece un planteamiento factible, que es simple y que abre una vía satisfactoria de contrato continuado alejado de los dos extremos: el Escila del contrato de funcionario y el Caribdis del contrato precario. Aunque lo anterior pudiese aportar la solución a uno de los problemas de nuestro sistema de investigación, la propuesta no los resuelve todos. En particular, no incide en otro de los aspectos insatisfactorios del proceso de la constitución de nuestros contingentes científicos. Me refiero a la movilidad: la necesidad de estimular la formación más allá de nuestras fronteras (y, en consecuencia, de dejar abiertas las vías de retorno) y de promocionar la incorporación de científicos que no se han formado en casa. Es un tema que también se tendrá que abordar, pero baste por ahora observar que el esquema propuesto en este artículo se dirige a otro problema pero es neutral con respecto a la movilidad.

Andreu Mas-Colell es consejero de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información de la Generalitat de Cataluña.

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Copyright © 1999 Vivat Academia. ISSN: 1575-2844.  Números anteriores. Año III
Última modificación: 11-10-2001