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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

 Histórico Año III

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Diciembre 2000 - Enero 2001. Nº 21

Contenido de esta página:

Deporte y curriculum educativo (Por Benjamín Hernández Blázquez)
Introducción a la Optoelectrónica (I) (Por Arturo Pérez París)
Introducción
Conceptos generales sobre la luz
Bibliografía
RECORTES
España exporta cerebros
Eugenio Santos, Director del Centro Nacional del Cáncer: «Estamos perdiendo a los mejores científicos»
Los universitarios rinden poco y con frecuencia abandonan la carrera
Francia lanza un plan para renovar el profesorado de colegios y universidades

DEPORTE Y CURRICULUM EDUCATIVO

Por Benjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de Madrid.

Aproximadamente un mes ha transcurrido desde que se arrió la bandera en Sydney a la par que se extinguió el fuego del pebetero, pero el fin de una fiesta antológica no es necesariamente un funeral, sino la llamada a otra fiesta, que llegará en el bisiesto del 2004; terminan los Juegos Olímpicos y como período de cuatro años principia la olimpiada, período de análisis, programación y previsión para aumentar la exigua cosecha de preseas que en lo concerniente a España, sólo un bronce en el deporte denominado rey, el atletismo.

Los Juegos Olímpicos dan el relevo a las ligas profesionales, supermillonarias pero de frágiles estructuras y de acciones volátiles; España inicia la cuenta atrás hacia Atenas, y Madrid prepara sus inventarios para optar a los primeros Juegos carentes de adjudicatario. Desde que se anuncia la celebración de algún gran evento deportivo, antes que la concienciación social, el mundo de los negocios es el primero que se mueve; se barajan miles de ideas, con probabilidades de ejecución distintas, para personajes de fuera del escenario, que protagonizan sus singulares apetencias: políticos, económicos, de imagen...; mientras tanto, atletas y agones, deportistas en general se preparan para un lugar en la historia.

Pero los Gobiernos centrales y autonómicos, así como los medios de comunicación, se olvidan del deporte olímpico, del puro, del básico; es la época del culto a sus engreídos protagonistas, clubes o jugadores: ganar sólo vale esto, porque como decía el filósofo "un instante de goce del corazón vale más que horas de placer de los sentidos".

Sin embargo esta "fetichizada" sociedad que vende "felicidad aparente", donde lo esencial ha perdido sus dimensiones dejando paso a lo trivial, debe recordar que el deporte tuvo un origen privado; nació en los antiguos "College" que eran los centros educativos más selectivos de Gran Bretaña, en los que desde el siglo XIX la clase dirigente educaba a sus vástagos de tal forma que la nueva actividad surge como estrategia para encauzar el tiempo libre de los adolescentes colegiales que viven sometidos al encierro permanente por sus educadores.

La novedosa actividad, distinta de las palestras griegas, palió la sensación de cautividad, que aunque continuadora del encierro suponía cierta autonomía de los estudiantes en torno al tiempo libre "Free Time". Así en uso de esta autonomía se transformaron aquellos pasatiempos en los modernos deportes, que como el rugby, el fútbol o el tenis, resultaron de la anuencia de multitud de debates, sobre la reglamentación y alcance, entre los asamblearios de los centros educativos.

Este origen privado desembocó en público, y como fenómeno social cuando el pedagogo francés Pierre de Coubertiny instauró los Juegos Modernos, bajo la cúpula universitaria de la Sorbona; pero también en esta convergencia siguió permaneciendo la vocación educativa. Por ello los Estados se apresuraron rápidamente a su intervención, y así en España el gobierno surgido tras la guerra civil integró el deporte dentro del espacio más estrictamente político, como era el Movimiento Nacional, extendido hasta la Transición, en que se despoja al deporte de su impronta ideológica inscribiéndolo en el marco educativo de acuerdo con el ambiguo artículo 43 de la Constitución, auténtico "cajón de sastre" donde se ubican toda clase de problemas.

Ahora bien, aunque algunos ponen en duda el valor educativo del deporte competitivo, si el deporte es considerado como un componente de la educación física y ésta parte de la educación integral de la persona, no es anacrónico exigir el derecho a la práctica deportiva como expresión concreta y particularizada del derecho a la educación. Como los menores del equipo de S. Marcial Vs Hernani (1987), o el equipo de un barrio barcelonés (1989) que en sus casos, distintos, pero con el denominador común de esta educación, el Tribunal Supremo ratificó que "el deporte de competición, debe seguir estando, según el ideal olímpico, al servicio del deporte educativo, del que es culminación y ejemplo", por lo que el "curriculum" educativo garantiza el deporte como derecho a la educación.

Pero de una forma o de otra, la actividad deportiva actual, forma parte de la concatenación de las variables que componen los adelantos de la vida social, y evoluciona lejos de las ideas románticas de los antiguos padiotribos que en algunos casos eran auténticas rémoras del progreso

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Introducción a la Optoelectrónica (I)

Por Arturo Pérez París. Alumno de la Escuela Politécnica. Universidad de Alcalá

Introducción
Conceptos generales sobre la luz
Bibliografía

Introducción

En este último verano (Julio - Agosto del 2.000) me dio por pensar en todos los acontecimientos acaecidos durante el curso 1.999 - 2.000 en la Universidad de Alcalá. Sus luces y sus sombras, más de éstas que de las primeras según mi criterio, aunque todo acabó bien, dentro de un orden. Ya se sabe que por las leyes de Murphy: "Siempre hay algo peor y éste siempre nos alcanza en el momento menos oportuno (!)". Dentro de las luces se vieron cosas asombrosas también y dignas de elogio, aunque algunos miserables no lo crean, pues ven en ellas signos de debilidad. Personalmente creo que los débiles son ellos por no ser ni capaces de reconocerlas ni dar el crédito merecido a tales personas.

Una palabra que aprendí nueva también fue ‘HOMENOTS’. Como parece, no es castellana. Es catalana y fue acuñada por el gran escritor D. Josep Plá, para definir la acción de reconocer la humanidad de alguien, sus méritos, su grandeza personal…

Con este artículo quiero rendir mi HOMENOTS personal a todas aquellas personas, profesores y alumnos, que el curso pasado con su comportamiento y saber hacer amortiguaron en lo posible los efectos negativos de la situación que todos vivimos. En particular este articulo se lo dedico especialmente a D. Cesar Mataix. Va por usted maestro.

El texto completo se dividirá en tres partes o entregas, ya que de otra forma sí que me mandarían en esta revista a "hacer gárgaras con tachuelas" por rollista. La primera será una pequeña muestra sobre ‘Conceptos generales sobre la la luz’. Seguidamente pasaremos a ver de forma somera ‘La teoría fotoeléctrica’. Por último, y así llegando a la parte práctica del artículo, entraremos en una exposición básica sobre los dispositivos fotoeléctricos más comunes. Comencemos pues con el tema.

Conceptos generales sobre la luz

Es sobradamente conocida la diferencia entre un ambiente iluminado y uno oscuro. Cuando nos encontramos en el primero, un conjunto de sensaciones nos permiten distinguir y reconocer los cuerpos que hay a nuestro alrededor, mientras que, en el segundo, dichas sensaciones de percepción del entorno dejan de producirse. Aproximadamente la mitad de todas las informaciones que recibimos los humanos son de tipo visual, es decir, que tienen como origen primario la acción de la luz. Así, en los procesos industriales, se utilizan elementos sensibles a la luz, para obtener informaciones de los trabajos realizados, de la misma manera que nuestros ojos nos lo permiten. Estos elementos sensibles a la luz reciben el nombre de fotocélulas, fotosensores o receptores fotoeléctricos. En otras ocasiones, lo que necesitamos no es captar luz sino emitirla de una determinada forma para que la reciban las fotocélulas cumpliendo unas determinadas condiciones. Estos serán los emisores. Ambos serán tratados más adelante, porque ahora la pregunta es:

¿Qué es la luz?

Como todos sabemos, o al menos intuimos, se trata de una de las manifestaciones de la energía, al igual que la electricidad, el calor, etc. La diferencia con alguna de las otras manifestaciones energéticas es que la luz no precisa de un medio material para propagarse, como lo necesitan algunas otras. Desde un punto de vista (y nunca mejor dicho) tecnológico, una de las maneras más simples de producirla es a partir de procesos de incandescencia en la que parte de la energía aplicada se transforma en calor y parte en radiación electromagnética, de ahí nuestra natural tendencia a asociar luz y calor.

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Imagen del sol en el Ultravioleta. Agosto 1973 SKYLAB
Arriba izquierda una protuberancia solar. Chorro de materia ionizada (plasma) en forma de arco, proyectado al exterior por intensos campos
magnéticos

Se designa con el término general de radiación la transmisión de energía a través del espacio sin necesidad de medio material. Este transporte se efectúa por la propagación de perturbaciones periódicas del estado electromagnético del espacio. Todas las radiaciones electromagnéticas conocidas tienen en común la propiedad de propagarse en un medio a la misma velocidad; en el vacío es de 300.000 Km/s aproximadamente. Aún así existen propiedades que diferencian unas de otras, a saber:

Frecuencia: es una propiedad absolutamente invariable de la radiación y se define como el número de ciclos que efectúa la perturbación durante un segundo. Su unidad de medida es el Hertz [Hz] y se le designa la letra latina ‘f’ o griega ‘n’.

Amplitud: Máximo valor de la señal; en este caso de los campos eléctrico y magnético que se propagan juntos. Es una magnitud variable y que puede cambiar durante la penetración de la onda en un medio y/o a medida que el tiempo avanza en un punto cualquiera de la propagación. Se suele representar por la letra A.

Fase: Estado particular del valor de los campos, debido a que oscilan temporalmente entre dos valores máximos de signo contrario, llamados amplitud. La fase es variable, por cuanto se establece en relación al instante de tiempo para un punto dado (tiempo transcurrido desde que los campos pasaron por su máximo valor) y a la situación en el espacio, (lejanía al punto inmediatamente anterior en que la onda se encuentra en su estado de máximo valor de los campos). Se suele representar por la letra griega 'f' (fi).

Período: En vez de la frecuencia se podría tomar como una característica invariable de la radiación su inversa, el periodo; que se define como el tiempo que tardan los campos de una radiación en realizar un ciclo completo. Se expresa en segundos y la representamos por la letra ‘T’.

Longitud de onda: es una propiedad no invariable de la misma; y se define como el camino recorrido por la radiación durante un periodo.

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Las longitudes de onda se expresan, como es lógico, en unidades de longitud y se representan por la letra griega ‘l ’ (lambda). Hemos dicho que no es una característica invariable, puesto que la velocidad de las radiaciones electromagnéticas depende de la naturaleza del medio a través del que se propagan. Las unidades más empleadas para medir la longitud de onda de las radiaciones visibles son: el amgstrom (Å), que vale una diezmillonésima de milímetro, el nanometro (nm), cuyo valor es una millonésima de milímetro, y la micra (m) o micrómetro que es una milésima de milímetro.

Hay un número infinito de radiaciones electromagnéticas simples, que pueden clasificarse tanto en función de la forma de ser generadas, como por sus efectos, o según sus características propias que acabamos de definir, fundamentalmente la basada en las longitudes de onda:

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De ellas, las visibles al ojo humano ocupan una estrecha franja entre los 3.800Å y los 7.800Å , limitada por las radiaciones ultravioleta (también llamada luz negra) e infrarroja que no son visibles pero son captables por dispositivos especiales y que serán los usados ampliamente en optoelectrónica. Como se observa en el anterior gráfico, resulta que el color es una de las características más importantes, por lo cual podemos concluir que las radiaciones electromagnéticas además de proporcionarnos una impresión lumínica nos producen la impresión cromática que corresponde a las diferentes longitudes de onda que percibimos.

El ojo es el órgano fisiológico que recibe la sensación de luz y es capaz de apreciar las diferencias de brillo e iluminación, siendo esto el fundamento de la visión de los cuerpos que nos rodean. Cuando nuestros ojos reciben la luz de un foco, la devuelven parcialmente en todas las direcciones, efecto que se comprueba en las fotografías con flash, si se mira al objetivo de la cámara, apareciendo nuestros ojos en rojo (como si fuéramos vampiros):

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El color rojo se debe a la densa irrigación sanguínea de la retina.

Al llegar al ojo la luz que entra queda controlada "automáticamente" por un diafragma llamado iris, más o menos abierto en función de la intensidad de la onda, que es función de su amplitud. El cristalino es una lente convergente de materia elástica, que se acomoda de forma instantánea logrando que la imagen se forme con nitidez en la retina, la cual se halla provista de una serie de elementos sensibles llamados conos y bastoncillos que, a su vez, generan una serie de impulsos nerviosos que se desplazarán por el nervio óptico a la parte posterior del cerebro, donde tendrán lugar las sensaciones ópticas.

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El ojo humano no tiene la misma sensibilidad de percepción para todos los colores del espectro visible, como se pude apreciar en las siguientes curvas de sensibilidad (curvas de percepción del ojo humano):

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Además, como también vemos, varía con las condiciones ambientales: así para luz diurna el máximo de sensibilidad está en 555nm (amarillo - verdoso) y para la nocturna en 507nm (azul - verdoso). Realizando experiencias con gran número de sujetos, fue posible establecer, de forma gráfica, la sensibilidad espectral del ojo humano, la curva internacional de sensibilidad espectral del ojo humano:

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Partiendo de la base de que, para poder hablar de iluminación, es preciso contar con una fuente productora de luz y con un objeto por iluminar, las características que deben conocerse y definirse son las que se presentan a continuación:

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La intensidad luminosa no se distribuye homogéneamente por el espacio ya que las fuentes que en la realidad se manejan no son puntuales sino con una extensión y forma definidas (de rejilla, de filamento, etc.). Por esta razón se debe introducir el concepto de ángulo sólido como una delimitación espacial de la naturaleza que a continuación se muestra:

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Un ángulo sólido es el espacio que se encuentra dentro de una superficie cónica o piramidal, que se obtiene al cortar con un cono o una pirámide una superficie esférica con un radio cualquiera ‘r’ y centro en el vértice ‘O’ del cono o la pirámide.

Los ángulos sólidos (w ) se miden en estereoradianes (sr) y se definen en general mediante la expresión: w= S/r2

La intensidad luminosa, característica fundamental de la fuente de radiación, viene dada por la energía (función de la amplitud a su vez) que emite por segundo en todas direcciones o, lo que es lo mismo, la potencia luminosa propia de la fuente que se expresa en vatios (W). Sin embargo, no resulta fácil medir la potencia que corresponde exclusivamente a la región visible, ya que la mayoría de las fuentes emiten en una zona más amplia del espectro electromagnético. A efectos fotométricos sólo nos interesa la parte correspondiente al visible. La unidad del Sistema Internacional empleada, considerada básica, es la candela que se define como: Intensidad en la región visible de una fuente que emite radiación monocromática de 540 x 1012 Hz, equivalente a 555 nm en el vacío, y cuya intensidad energética es de 1/683 vatios por estereoradián.

El flujo luminoso es también una magnitud característica de las fuentes. Su unidad es el lumen (lm). 683 lúmenes equivalen a un vatio, emitidos a la longitud de onda de 555 nm, que corresponde a la máxima sensibilidad del ojo humano. En realidad es la potencia (energía por unidad de tiempo) de la energía luminosa medida en relación con su efecto visual (equivale a una candela x estereoradián). Es decir, indica la cantidad de luz emitida por unidad de tiempo en una determinada dirección (distribución espacial de la luz emitida por la fuente).

De ello se obtiene que la intensidad luminosa de una fuente de luz en una dirección dada será la relación entre el flujo luminoso contenido en un ángulo sólido cualquiera:

I = f/w

El nivel de iluminación, intensidad de iluminación o iluminancia, es una magnitud propia del objeto iluminado, por cuanto indica la cantidad de luz que incide sobre una unidad de superficie de dicho objeto. La iluminancia es directamente proporcional al flujo luminoso que incide sobre una superficie e inversamente proporcional al valor de ésta:

E = f/S

Su unidad es el lux, equivalente a un lumen por metro cuadrado (lm m-2).

La luminancia es un concepto propio del brillo de un objeto, bien con relación a la luz de producción propia, bien reflejada (fuente que emite luz, fuente de luz sólo reflejada o fuente de luz de ambas emisiones). Se define como la sensación luminosa, que por efecto de la luz, se produce en la retina del ojo. Es la densidad superficial de la intensidad luminosa y se expresa como la relación entre la intensidad luminosa y la superficie desde la cual se emite:

L = I/S

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(unidad: candela por metro cuadrado, cd m-2 )

Bueno pues hasta aquí la primera entrega. Espero no haber sido excesivamente insufrible y no haberles aburrido mucho. Les espero en la próxima. Hasta entonces.

Bibliografía:

"Física", Ed. Addison Wesley Iberoamericana. Autores: Marcelo Alonso y Edward J. Finn.
"Unidades Físicas", Ed. EUDEMA. Autor: Carlos Sánchez del Río.
"Tecnología Electrónica 4", Ed. EDEBÉ. Autores: José Luis Ruiz López, Andrés Martín Blun, Carlos Lahor García, Mario Rubio García y Ricardo Casado Valero.
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RECORTES

España exporta cerebros

España paga cerebros y los exporta gratis al extranjero Entre 3000 y 4000 doctores españoles trabajan en el extranjero La fuga de cerebros españoles al extranjero sigue siendo una asignatura pendiente del sistema científico español. Después de gastarse decenas de millones en formar científicos jóvenes en el extranjero, la mayoría no pueden volver a investigar en España debido a la falta de plazas y oportunidades, la precariedad de los contratos, y comportamientos de endogamia, a pesar de tener una valía científica reconocida internacionalmente.

Luis M. Ariza - Madrid .- Diario "La Razón", 19/11/00

La radiografía que arrojan estos jóvenes científicos sorprende: no son tan jóvenes. La media de edad ronda los 35 años, y tienen entre diez y doce años de experiencia de trabajo como investigadores profesionales. Empezaron su periplo con la obtención de una beca para realizar el postdoctorado en centros de prestigio, normalmente en EE UU, Inglaterra o Alemania. Y durante esos años, muchos lograron publicar en revistas punteras, como «Science» o «Nature», entre otras. Algo que muchos científicos veteranos no consiguen en toda su vida. La mayoría intentó volver a España con la idea de que el prestigio y la talla científica les abriría el camino. Y fue cuando se encontraron con la primera decepción; el choque traumático contra una burocracia administrativa lenta e ineficaz.

«Tu capacidad científica no cuenta para nada», explica José Luis Jiménez, astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía, que publicó recientemente en la revista «Science» un trabajo sobre galaxias activas y agujeros negros. Jiménez tiene ofertas del extranjero, quiere quedarse, pero le queda año y medio de sueldo, y después, un futuro incierto. Tras realizar el postdoctorado en la Universidad de Boston durante dos años, y trabajar allí como investigador, se trasladó a la universidad de Manchester a mediados de 1996, y consiguió un contrato de reincorporación a mediados de ese año, concedido por el entonces Ministerio de Educación y Ciencia, en el propio Instituto de Andalucía.

España se ha convertido en un exportador de cerebros al extranjero. El problema de esta fuga no es nuevo, sino que viene de una situación heredada desde el año 82, cuando se impulsó una política para financiar la formación de los jóvenes científicos españoles en el extranjero.

Esta «fiebre científica» puso al descubierto dos hechos contradictorios. Tras varios años de entrenamiento, los jóvenes desarrollan el talento científico suficiente para elevar la calidad de la investigación hasta alcanzar el reconocimiento internacional. Pero ese reconocimiento tiene escasa o nula importancia a la hora de regresar a nuestro país.

«El problema que teníamos antes era la fuga de cerebros, pero ahora los exportamos», explica Francisco Rubia, Director General de Investigación de la Comunidad Autónoma de Madrid, y catedrático de Universidad.

«Proporcionamos becas para que los jóvenes investigadores se formen en el extranjero, y algunos consiguen un excelente currículum. Pero después no pueden ser incorporados al sistema de I +D español. Esto es una barbaridad, que tiene su origen en el sistema de funcionariado de la ciencia española».

Para Rubia, uno de los problemas crónicos del sistema científico español es que los tres niveles de empleo en el CSIC (científico titular, investigador y profesor) y los dos niveles en la Universidad (profesor titular y catedrático) son puestos vitalicios.

«Un joven que alcanza uno de estos puestos lo tiene para toda la vida, por lo que se bloquea el acceso a las nuevas generaciones. Es un problema grave», indica este experto, con una de las más sólidas formaciones en neurociencias de España.

Esta diferencia sustancial -la ciencia basada exclusivamente en el funcionariado- contrasta con las políticas llevadas a cabo en países con EE UU o Alemania, país último en el que Rubia investigó durante 25 años.

En la mayoría de los casos, los investigadores en estos países renuevan sus contratos cada dos años en base a su rendimiento, dice Rubia. «¿Quien controla el rendimiento de los que tienen puestos vitalicios? Nadie», responde Rubia. Con el añadido de que también existen en España excelentes científicos con un puesto vitalicio.

Los jóvenes con talento que vienen de fuera se enfrentan con otro problema: la endogamia.

Endogamia crónica

«Es un hecho en el sistema y ha sido criticado como un impedimento para contratar a los que vienen de fuera», explica Rubia.

Por ley, el tribunal que concede una plaza de profesor universitario en una especialidad tiene dos miembros del departamento de la Universidad que la convoca, por lo que el candidato de dentro parte ya con ventaja. «El sistema, a veces, es injusto, porque se premia la mediocridad», afirma Rubia.

El tercer escollo, de nuevo, también es burocrático. De forma incomprensible, un posdoctorado que haya completado su formación en el extranjero, por otra parte pagada con dinero público, no puede pedir una plaza en base a un proyecto de investigación ya en España, independientemente de su validez como científico. Es decir, tiene que «engancharse» a un proyecto de algún colega que ya está dentro del circuito científico español, y tan siquiera consta como investigador contratado, a pesar de estar adscrito al proyecto de investigación: una rocambolesca paradoja.

«Anonimato científico»

De acuerdo con José Luis Jiménez, de entrada, el sistema castiga sistemáticamente al que se ha ido fuera con el anonimato. «Se pierde la independencia científica y la posibilidad de solicitar un proyecto, algo que hace regularmente en otros países». En otras palabras, la burocracia española no deja siquiera la oportunidad de que un comité evalúe la propuesta del candidato si este viene de fuera, ya que el candidato no puede proponer nada.

En el proyecto, en cambio, se puede incluir a los estudiantes de dentro que hagan el doctorado con el investigador principal. Al final, suele ocurrir lo mismo. Dado que la validez científica no cuenta, los investigadores brillantes terminan trabajando en el extranjero, atraídos por las ofertas que les hacen las universidades o los centros públicos y privados de otros países.

La fuga de cerebros españoles al extranjero consiste en realidad en un regalo del estado pagado con dinero público. «Llevo 10 años investigando y mi formación habrá costado unos 40 millones», dice Jiménez. Entre 800 y 900 investigadores españoles estuvieron formándose en el extranjero en los últimos años. Muchos de ellos, tras conseguir un contrato de reincorporación por unos tres años, ven que su futuro termina cuando se extingue el contrato.

Esfuerzo notable

El año pasado, la Comunidad de Madrid, que está haciendo un esfuerzo más que notable en formación de personal científico, logró sacar a la palestra 50 becas para estos investigadores reincorporados, sumándose a las 100 de ese año.«Tenemos 1.000 becarios en activo, y Madrid es la primera comunidad en ofrecer becas postdoctorales en España, no en el extranjero», indica Rubia.

El talento científico español es un hecho. Pero falta la financiación. «El dinero invertido en investigación nunca es suficiente. Yo tengo algunos proyectos que tienen una buena evaluación, pero no puedo financiarlos porque no tengo dinero suficiente para todos», concluye Rubia.

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Eugenio Santos, Director del Centro Nacional del Cáncer: «Estamos perdiendo a los mejores científicos»

 CARLOS ELIAS. Diario "EL MUNDO". Miércoles, 22 de noviembre de 2000

Eugenio Santos ha trabajado más de 20 años en el Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, el centro más importante del mundo en esa especialidad y del que llegó a ser investigador principal. Hace un año, aceptó el reto de dirigir el Centro Nacional del Cáncer, con sede en Salamanca, y regresó a España. Cobra «bastante menos de la mitad que en EEUU, pero no todo es el dinero», dice. Allí podía trabajar donde quisiera, pero le ilusionaba desarrollar en España lo que había aprendido fuera.

A principios de los años 80, cuando la comunidad científica simplemente especulaba con la posibilidad de que el cáncer tuviera un origen genético, Santos y Mariano Barbacid descubrieron el primer oncogen humano. Su hallazgo revolucionó el mundo de la medicina y la biología molecular. Años más tarde concedieron el Premio Nobel por el descubrimiento de oncogenes en retrovirus a dos estadounidenses, Varmous y Bishops, y a los españoles, cuyo hallazgo tuvo y ha tenido más trascendencia, los olvidaron. No es la primera vez que pasa.

Si fuera estadounidense, ¿le hubiesen dado el Premio Nobel?

- No trabajo para conseguir premios, aunque de todos modos aún hay esperanza: el Premio Nobel por oncogenes humanos aún no lo han otorgado. Es una broma. Ya en serio: veo difícil que se lo den a españoles, aunque hayamos sido los primeros. Aquí no hay masa crítica suficiente de investigadores y eso pesa mucho.

¿Por qué no hay esa masa crítica?

- Por todo: por la falta de tradición y, sobre todo, de inversiones. Si miramos a otros países y comparamos el dinero y los recurso humanos que destinan a ciencia comprendemos en qué nivel estamos: muy lejos. No obstante, no todo es el dinero. En España la investigación científica tiene un problema heredado de otros regímenes que es el modelo funcionarial. Este modelo está muy viciado y favorece que un científico consiga una plaza con 30 años y que, después, aunque el resto del su vida se dedique a leer el periódico, no lo puedan echar. Y eso no es lo grave. Lo peor es que colapsa la entrada de otros científicos más competitivos y mejores. Con este sistema español de funcionarios, estamos perdiendo a los mejores científicos y que están, encima, en sus momentos más fructíferos. Eso no se puede permitir.

¿Cómo solucionaría usted este problema?

- Por supuesto que con más inversión y más plazas. Pero no de funcionarios. No hay que inventar nada. Sólo copiar el sistema que está en todo el mundo. Usted obtiene un contrato, muy bien retribuido, en función de su valía, por cinco o 10 años. Trascurrido ese tiempo se le evalúa y si no es competitivo, su plaza es ocupada por otro que sí lo sea. La Ciencia no es caritativa: tienen que estar los mejores. Otro tipo de plazas pueden ser financiadas por empresas privadas, fundaciones o el propio Estado.

¿Qué le convenció para venir a España?

- Me gustó el proyecto. Tenía la filosofía del Centro de Comprensión del Cáncer estadounidense, que investiga esta enfermedad tanto desde el punto de vista básico, como clínico y aplicado. Además, en este centro, que tiene poco más de 80 investigadores, no queremos el modelo funcionarial. Aquí se compite y tenemos dos grupos que, incluso, han conseguido que les financien sus proyectos fundaciones estadounidenses. No todo el dinero tiene que ser español. Nuestras plazas las publicamos en revistas internacionales como Nature para que se presenten los mejores. Y ahí está el resultado: en poco más de un año tenemos casi 100 publicaciones en las mejores revistas.

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Los universitarios rinden poco y con frecuencia abandonan la carrera

La evaluación de los centros superiores españoles revela sus problemas y carencias

J. A., Madrid. Diario "El País" (27-11-00)

Los universitarios españoles dejan la carrera con frecuencia, sobre todo en el primer curso, y los que se quedan tienen un rendimiento académico escaso. Además, pocos terminan sus estudios en el tiempo previsto. Éste es el análisis del Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades, que ofrece un panorama poco positivo. El plan examina 250 titulaciones universitarias que se someten a esta evaluación voluntariamente.

El abandono de la carrera por los universitarios tiene un alto coste, tanto económico como social. A la frustración inevitable para muchos de los que dejan sus estudios, hay que sumar el coste financiero para el sistema, que gasta 620.000 pesetas de media por estudiante universitario al año. Los datos más recientes disponibles sobre abandono aparecen en el informe elaborado este año por Juan Hernández Armenteros, gerente de la Universidad de Jaén, a instancias de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Según Hernández, 84.454 alumnos universitarios dejaron la carrera sin conseguir ningún título en el curso 1997-1998, (un 47,5% de los 177.714 estudiantes que sí dejaron la universidad con un título bajo el brazo).

El Plan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades se puso en marcha en 1996 y ahora se presentan los resultados de su segunda convocatoria, en la que se han examinado 250 titulaciones ofrecidas en 51 de las 64 universidades españolas. Esto representa un 14% de la oferta total. Mientras algunas universidades han evaluado sólo uno de sus títulos, otras como la Complutense de Madrid han revisado 15. La previsión es que el 75% de las titulaciones españolas esté evaluado en tres años.

Además de la alta tasa de abandono y el escaso éxito académico, la evaluación universitaria, en la que han participado el Consejo de Universidades, el Ministerio de Educación, las comunidades autónomas y las universidades, evidencia que los estudiantes no reciben una adecuada orientación laboral y que tampoco existe un seguimiento sistemático del futuro profesional de los titulados ni de la demanda del mercado. Esto hace que no haya datos fiables sobre el éxito o fracaso profesional de los jóvenes ni sobre las necesidades que requiere el mercado. En lo que se refiere al currículo, el estudio establece la necesidad de aumentar el número de clases prácticas y de las materias que el alumno puede elegir. También resalta la necesidad de rebajar la carga lectiva que soportan los alumnos.

Derecho de 1953

Entre las sorpresas que guarda el informe, sobresale el hecho de que hay universidades que aún no han puesto en marcha la reforma de sus planes de estudio. Aunque no se especifica cuáles son, el estudio reconoce que varias facultades de Derecho mantienen todavía los planes de estudios de 1953.

También las instalaciones son objeto de evaluación: el estudio considera que existen grandes diferencias entre las distintas instituciones. Aunque se reconoce un esfuerzo inversor cada vez mayor, se insiste que este aspecto es un punto débil de la universidad, sobre todo porque los edificios son obsoletos, por la falta de espacio y de recursos tecnológicos.

También las bibliotecas son motivo de preocupación por diversas razones: falta de capacidad, inadecuación de fondos y equipamiento insuficiente. Según el informe de Hernández, las universidades contaban en 1998 con 91.119 puestos de lectura y más de 20 millones de libros y revistas entre sus fondos bibliográficos.

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Francia lanza un plan para renovar el profesorado de colegios y universidades

El ministro Jack Lang programa crear 33.000 empleos en ocho años y jubilar a 100.000 docentes

JOAQUÍN PRIETO , París. Diario "El País" (04-12-00).

Una amplísima renovación generacional va a producirse en el profesorado francés, como consecuencia de la jubilación de 385.000 personas dedicadas a la enseñanza -el 40% del colectivo total-desde aquí al año 2008. Introducir tanta savia nueva en un contingente tan amplio, sin que se pierda la calidad ni el "espíritu republicano y laico" tradicionales, plantea un problema considerable. Con ese fin, el ministro de Educación, Jack Lang, ha programado el relevo de más de 100.000 profesores que van a jubilarse por otros tantos activos antes de 2002. Y además se ha comprometido a crear 33.000 nuevos empleos en la enseñanza, cifra que incluye tanto profesores como puestos administrativos.

Un país que se gasta casi 10 billones de pesetas anuales en su sistema educativo, y que hace depender todas las decisiones sobre la enseñanza de un ministerio situado en París -cuyo poder alcanza hasta al calendario lectivo del más alejado territorio de ultramar-, coloca al responsable de Educación en una posición política muy especial. La penúltima crisis del actual Gobierno socialista se llevó por delante al anterior ministro del ramo, Claude Allègre, sacrificado en marzo para calmar las iras del principal sindicato de profesores.

Si el anterior titular de Educación era observado como "el ministro de los alumnos", su sustituto, Jack Lang, no hace nada para desmentir que actúa como "el ministro de los profesores". Se le suponía quemado políticamente por su cercanía a François Mitterrand, y quizá por eso Lang regresó al Gobierno con pies de plomo. Pero tras conseguir que la rentrée escolar pasara esta vez inadvertida, acaba de sorprender con gestos de confianza en el profesorado, mientras guiña el ojo a decenas de miles de jóvenes, a los que ofrece la enseñanza como una primera e inmediata oportunidad profesional.

"Revolución pacífica"

Para el año próximo, el presupuesto estatal rompe con la congelación del empleo público: los casi 10 billones de pesetas asignados a Educación suponen un 2,7% más que el año precedente, aumento que irá casi íntegro al pago de personal. Lang ha elegido el lema de "revolución pacífica" para su vasto proyecto de reclutamiento, que los sindicatos valoran como un plan limitado a absorber empleos precarios en la enseñanza, pero que, en todo caso, les ha llevado a reaccionar con más prudencia con Lang de la que tuvieron con su antecesor.

Si algo tiene de sorprendente el discurso del Gobierno francés es la adopción de un criterio contra el recorte de gastos en funcionarios, para poner el acento en el camino opuesto: dedicar cada vez más dinero a pagar personas que se dediquen a trabajar en el sistema educativo. Las primeras medidas presupuestadas afectan sólo al año 2001 y el resto se limita a una declaración de intenciones, ya que en 2002 habrá elecciones legislativas y presidenciales.

"La mayor riqueza de nuestro país es su capital humano, su inteligencia; esto es lo que nos distingue de otros grandes países desarrollados, en que los medios dedicados a la educación se estancan o retroceden", argumenta Jack Lang en una entrevista con el diario Le Monde. Este eje de su discurso se complementa con el de la voluntad de cortar la "fuga de cerebros" hacia los Estados Unidos. Rearmar a Europa a través de la educación, y por supuesto a Francia dentro de aquella, es una idea-fuerza que le ha valido para vencer las resistencias iniciales del ministro de Economía, Laurent Fabius, poco partidario de medidas que puedan incrementar el déficit público. Los servicios administrativos que dependen de Jack Lang no han parado de apoyarse en las perspectivas del próximo decenio: 16.500 de los 372.000 maestros de primaria llegarán cada año a la edad de jubilación; los centros de secundaria, que emplean a 471.000 profesores, habrán de sustituir alrededor de 17.500 al año; y la mitad de los 17.000 profesores universitarios y otros tantos ayudantes se jubilarán en ese periodo.

Esfuerzo suplementario

Pero Lionel Jospin, actual primer ministro y casi seguro candidato al sillón de presidente de la República, ha arbitrado la contienda interna, en el sentido de que la educación bien merece un esfuerzo suplementario. Cubrir las necesidades estimadas en todos los niveles educativos requeriría que un licenciado de cada tres se decidiera a trabajar en el sistema público. En paralelo, los profesores del sector privado exigen condiciones salariales y de empleo equivalentes a las de sus colegas de la enseñanza pública. Eso sí, con menos eco: frente a los 850.000 profesores de la pública, el sector privado es pequeño (alrededor de 130.000) y a su voz nadie se rasga las vestiduras.

De lo que se habla menos es la política educativa que se va a seguir en los próximos años. El discurso de las actuales autoridades se construye en torno a la enseñanza "de calidad", la adquisición de saberes fundamentales, y el conocimiento y dominio "perfectos" del francés, hablado y escrito, como lengua nacional.

Y sin llegar a prometer que los estudiantes de este país serán bilingües, se reafirma el objetivo de aprender una lengua extranjera como una verdadera disciplina, junto con la introducción progresiva de un segundo idioma desde la primaria. A partir del curso próximo se va a intentar empezar con la enseñanza de un idioma extranjero en parte de las escuelas maternales, equivalentes a las españolas de preeescolar.

Los contenidos de ciertas asignaturas también van a cambiar: se dará más importancia a la literatura contemporánea en los programas de francés, y más espacio a la historia de Europa. No obstante, los detalles al respecto son escasos, porque el ministerio de Educación prefiere convocar a representes del profesorado para consultar las reformas antes de darlas por hechas. Otras pequeñas novedades están en marcha en cierto número de centros escolares: por ejemplo, los talleres de lectura, orientados a incitar a conseguir al menos media hora de lectura por semana, animada por profesores.

Un estudiante, un ‘e-mail’

Doce millones de alumnos y casi un millón de profesores podrán tener una dirección electrónica gratuita en Francia en el año próximo, de carácter personal y sin límite de tiempo. Esta medida forma parte de un acuerdo entre el Ministerio de Educación y el Servicio de Correos, que sigue a otra, anunciada en el verano, según la cual cada ciudadano francés tendría derecho a una dirección gratuita de correo electrónico.

Los primeros comentarios van desde la acogida favorable a ese nuevo gesto de apoyo al progreso tecnológico, a la duda sobre la utilidad de una comunicación electrónica entre quienes, normalmente, se ven las caras todos los días lectivos. Críticas al margen, lo cierto es que la fiebre de la informatización y de la conexión a la Red ha llegado a todos los liceos de enseñanza media, y prosigue el contagio a los demás centros.

El problema es la capacidad de las redes para soportar el tráfico actual y el que se avecina. En la actualidad, cualquier operador ofrece una dirección electrónica gratuita a quien lo desee, pero lo normal es abandonar su uso a los pocos días ante la desesperación provocada por la imposibilidad de abrir página alguna, que conduce a los más interesados a contratar accesos de pago. ¿Correo electrónico para 13 millones de personas, precisamente el sector de la población que se supone más inclinado a usar la Red? Simpático, pero no está claro quién va a pagar para que eso sea realmente posible.

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