R. C. El software lo podemos dividir en dos tipos: software libre y software no-libre. El software no-libre es aquel cuyo fabricante ha decidido imponerle restricciones de uso, estudio, modificación, copia o distribución. Veamos más detenidamente lo que esto conlleva, y por qué este tipo de software daña las expectativas educativas y formativas de los estudiantes. Los fabricantes de software no-libre imponen condiciones arbitrarias a sus programas. - Restricciones de uso: a veces permiten su uso sólo en ámbitos educativos, u ofrecen versiones "capadas" o con fecha de caducidad. - Restricciones de estudio: típicamente el software no-libre guarda bajo llave los ficheros que escriben los programadores, también llamados "código fuente", por lo que no hay forma de saber qué es lo que hace exactamente el programa. El conocimiento no se transmite de forma efectiva: se impide conocer el funcionamiento real del programa y que el usuario o estudiante pueda plantearse mejoras o cambios bien fundamentados. - Restricciones de modificación: al impedir que los usuarios puedan acceder al código fuente, los programas no se pueden modificar ni siquiera para corregir errores o para adaptaciones triviales. Uno está completamente en manos del fabricante, y a merced de las estrategias comerciales de éste. Un aspecto que cuidan todos los programadores es que su código pueda ser fácilmente modificado, ya que el software con el tiempo requiere mejoras y correcciones. Impedir estas mejoras por parte del usuario es cercenar las posibilidades creativas y el estímulo de las capacidades emprendedoras de los estudiantes y usuarios. Minusvalorar a los alumnos indica tener un concepto miserable de la educación. - Restricciones de copia: habitualmente está prohibida la copia de los programas de un ordenador a otro. Existiendo sistemas operativos y programas que permiten de forma libre su copia, aceptar programas con restricciones de copia debería ser la última opción a tener en cuenta. Además, imponer programas que impidan su copia supone obligar al estudiante a un desembolso económico que podría evitar... o a tentarle a realizar una copia ilegal de ese software. - Restricciones de distribución: el software libre es el único que permite la libre modificación y eventual distribución de estos programas mejorados o corregidos. Por todo esto, habría que decir: ¿Software Libre? Siempre que se pueda, SÍ. Porque nuestros estudiantes merecen que no se les coarte su libertad. Volver al principio de "¿Los estudiantes merecen software no-libre?" Volver al principioRECORTES DE PRENSA
El 'software' libre de un español vence a Microsoft en las escuelas camboyanas El 'software' diseñado por un español ha vencido al gigante Microsoft en las escuelas de Camboya, no sólo porque es más barato (de hecho, es gratis), sino porque está en Jemer. Jordi Calvet FUENTE: Agencia EFE, 02/12/2008 No hay escuela en Camboya que utilice otros programas que los diseñados por la organización no gubernamental Open Institute a través del proyecto KhemerOS. Detrás de la iniciativa está el aragonés Javier Solá, un informático que llegó a Camboya en 2003 y que, al frente de Open Institute, ha conseguido hacer más accesible la informática a la juventud de ese país asiático. "Cubrimos casi todas las escuelas que tienen electricidad, que son minoría, pero calculo que se beneficia más del 50% de los alumnos que se gradúan", explicó Solá. "Aunque no sean todos los alumnos, por lo menos son los que necesita el país para su desarrollo", añadió. De momento, 80 de los 315 centros de educación secundaria del país emplean el 'software' y 16 escuelas más habrán entrado en la lista para finales de año. Con esa iniciativa, adoptada por el Gobierno a principios de año, Camboya se ahorrará gran parte de su presupuesto, pero la clave del éxito del proyecto no ha sido exclusivamente el dinero, sino que el programa está diseñado para los camboyanos. "El valor añadido de estos programas es que están en idioma y escritura jemer. Hicimos un glosario de palabras que ya existen en Jemer, pero ampliando su significado", indicó Solá. El español apuntó que han conseguido reducir "de 100 a 20 las horas necesarias para aprender informática, porque los chicos no tienen que memorizar conceptos en otro idioma y otra escritura como la del inglés, sino que trabajan con nociones que ya conocen". Si Naciones Unidas concluyó en 2007 que sin desarrollo tecnológico no hay desarrollo económico, Solá añade a la máxima que "la tecnología tiene que ser accesible en el idioma local". De ello se dio cuenta nada más llegar a Camboya, cuando fue a parar al centro Arrupe creado por el perfecto apostólico de Battambang, Kike Figaredo. "Intenté enseñar informática a los niños del centro pero era muy difícil por culpa del idioma y entonces empecé a mirar qué se podía hacer", recordó Solá. El proyecto despegó definitivamente en 2006 cuando se involucró el Ministerio de Educación y la Agencia Española para la Cooperación y el Desarrollo (AECID) ofreció apoyo económico. A parte de equipar los colegios, Solá se ha encargado de formar 270 profesores de informática y de editar de un libro de texto, del que se han impreso 16.000 ejemplares. Camboya es uno de los primeros países en hacer esta apuesta a escala nacional, una iniciativa que siguieron los gobiernos de Vietnam y Malasia y que este año decidieron introducir en sus escuelas. "Hay todo un movimiento entre los países en desarrollo que está empezando a tomar forma en el Sureste Asiático", destacó Solá. Volver al principio del artículo Volver al principio de "Recortes" Volver al principioLos datos digitales no son eternos Buena parte de la cultura actual no será accesible en el futuro por la desaparición de formatos y programas Miguel Ángel Criado - Madrid - 03/12/2008 22:41 http://www.publico.es/ciencias/180148/edad/digital/oscura Dentro de 50 ó 100 años, las fotos familiares impresas habrán amarilleado y los libros en papel estarán ajados, pero podrán verse y leerse. Sin embargo, sus versiones digitales, probablemente, se hayan perdido para siempre. Al menos ese es el temor de algunos informáticos y archivistas que avisan de que, de no tomarse medidas, buena parte de la cultura actual no estará disponible para las generaciones futuras. Hoy, todo el conocimiento humano está en formato digital o en camino de la digitalización. "La gente cree que, al ser cadenas de ceros y unos, mientras podamos mantener una copia íntegra de cada cadena, la información digital vivirá para siempre", cuenta el profesor de Informática y Biblioteconomía de la Universidad de Illinois (EEUU), Jerome McDonough. "Pero de lo que se trata es de conservar no los datos sino la capacidad de poder acceder a ellos", alerta. "Contrariamente a la creencia popular, los datos son más efímeros que los libros o los periódicos" "Quien lleve 20 años usando ordenadores sabe a qué me refiero", dice. Programas como el procesador de textos Wordstar , que fue el rey de la ofimática en la década de los años ochenta, o la primera versión del sistema operativo MS-DOS y los disquetes de ocho pulgadas han sido la base de una gran cantidad de información que, en la actualidad, está al alcance de muy pocos. "Contrariamente a la creencia popular, los datos electrónicos son más efímeros que los libros, los periódicos o las obras plásticas", comenta McDonough. Si se tiene en cuenta que, según los últimos cálculos, hay 369 exabytes (un exabyte es un megabyte seguido de 15 ceros) de información de todo tipo (correos electrónicos, mp3, fotos...), se puede entender a McDonough cuando dice que "si no somos capaces de mantener la información de hoy viva para las futuras generaciones, perderemos una gran parte de nuestra cultura". Obsolescencia del soporte La obsolescencia del soporte en el que se guardaron los datos ha provocado, por ejemplo, que parte de los recogidos por la nave Viking en Marte en 1976 se hayan perdido para siempre. La cinta magnética, usada para guardar copias de seguridad de la gran mayoría de los grandes ordenadores hasta hace unos años se degrada en una década. También la dependencia de una tecnología concreta agrava el problema. Un ejemplo es el censo de EEUU de 1960. Se realizó con un tipo de máquina de la que solo quedan dos: una en Japón y otra en un museo. Pero el problema más importante es el formato. Muchos datos se escribieron usando programas que ya no existen y en formatos que ya no se usan. En buena parte de esos casos, se trata de tecnologías de empresas que desaparecieron o que jubilaron aquellos sistemas por nuevas versiones incompatibles con la anterior. Apuesta por el software libre para asegurar la recuperación de la información en el futuro Apuesta por el software libre para asegurar la recuperación de la información en el futuro Por eso, este profesor apuesta por el software libre y los formatos abiertos como medio de asegurarse la recuperación de la información en el futuro. "Nuestra capacidad para interpretar la información digital se agranda si contamos con las documentación técnica y las especificaciones de cómo fueron escritos originalmente los datos", explica McDonough. Los riesgos de Google El caso de Google y su plan de digitalización de toda la cultura también preocupa a McDonough. Pero en este caso no se trata tanto del formato de las imágenes, que es abierto, sino del carácter empresarial de Google. "La gran amenaza a largo plazo para los datos en sus manos es la viabilidad misma de la compañía del buscador. Aunque las grandes empresas pueden existir durante mucho tiempo, nada garantiza que Google siga ahí dentro de un siglo". El problema de una edad digital oscura no es sólo de las grandes empresas y la cultura en mayúsculas. También afectará a los individuos. En la actualidad, la cantidad de datos personales y familiares nacidos y guardados digitales es aún pequeño. "Pero eso ya no será más así", advierte este profesor. "Todos los trazos digitales de la vida están en peligro como nunca antes" "Mis padres me dieron una foto que ellos tenían de mi tatarabuelo. ¿Podrán nuestros tataranietos ser capaces de saber cómo éramos nosotros, qué hicimos o cómo vivimos?", se pregunta McDonough. Para él, "las cartas familiares, correos, fotografías, el poema escrito a aquella chica en el instituto, todos los trazos digitales de la vida están en peligro como nunca antes". Volver al principio del artículo Volver al principio de "Recortes" Volver al principio |
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