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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia. Abril 2009

  Año XI. Nº 104

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DECANA DE LAS REVISTAS ELECTRÓNICAS UNIVERSITARIAS ESPAÑOLAS

 

Contenido de esta sección:

Cinerama (Jesús Miguel Sáez González)
LOS ABRAZOS ROTOS de Pedro Almodóvar
UN CONTE DE NOËL de Arnaud Desplechin
Literatura
Un libro que alguien olvidó (José A. Martínez Pons)
Fotografía
20 preguntas sobre Madrid

Cinerama

Jesús Miguel Sáez González. Crítico de cine

miguelescine@hotmail.com

LOS ABRAZOS ROTOS de Pedro Almodóvar

La vida como tensión entre el placer y el dolor, bascula entre dos puntos, así los impulsos hacen mover los cuerpos de un lado hacia otro hasta la autodestrucción, adoptando tantas direcciones de dentro hacia fuera, o lo contrario, como un ejercicio físico que es la pasión y su eterno contorsionamiento, casi brutal, en su comienzo (Mateo y Lena) también fantasmagórico, entre sabanas, ya en la muerte del hecho amoroso (Ernesto y Lena), sin alejarse de la consustancialidad que provocan los cincos sentidos.

A la pasión intempestiva del ayer le sucede el hoy, las cenizas aún latentes de la tragedia que se implican en un mesurado deseo de encuentro paterno filial (Mateo o su seudónimo sobreviviente Harry Kane o un zombie, cuya identidad sólo permanece junto a Lena tras su muerte, y la relación profesional, también emotiva que mantiene con Diego hijo de Judit; asistenta de producción), explosionado por Ray X (Hijo de Ernesto) y su venganza, para confluir íntimamente en un ejercicio de memoria que responda a tantas oscuridades acaecidas en aquel tiempo, aunque éstas actúen como confesiones motoras (incluyendo la voz en off de Mateo), que son aún tantos y pronunciados relatos, alumbrados desde tantas perspectivas como personajes sobrevivientes son hoy (salvo los muertos rememorados, Lena y el reciente fallecimiento de Ernesto) que tienden a trasformarse, evolucionar y expandirse hasta constituirse como emociones barrocas, pues los acontecimientos transitan intrínsecamente en tres tiempos abstractos fuera del tiempo (se inician en 1992 con el encuentro de Ernesto y Lena, siguen en 1994 Lena y Ernesto ya unidos y el encuentro de esta con el director Mateo y inicio de una nueva relación amorosa hasta convertirse en musa e inspiradora cinematográfica y la posterior tragedia, para finalizar en 2008), que además tienden a ser metáfora sociológica de nuestro país. Toda una degradación enferma que habita en este melodrama, cuyo halo enfermizo sin recelo toma cuerpo de un desatado Film Noir.

El cine dentro del cine se activa como un juego de espejos hábilmente montado, cuya representación surge del diálogo verídico entre diferentes niveles de ficción más bien imprevisibles (provocadas por las máscaras) y de realidad que trascienden cual imágenes (Mateo rueda con Lena la comedia Chicas y Maletas, de esta idea surge en pleno rodaje el corto La concejala antropófaga emitido como complemento independiente por televisión, el documental que rueda Ray X sobre Mateo y Lena) hasta dialogar como posibilidades dentro de un corpus, alentado por la emoción que acompaña una manera de aproximarse a la vida que nunca perece, sino que permanece, ya sea como arte que procede de la mirada analítica del creador y su proceso, que se implica partiendo de las influencias ajenas que se asimilan (Lena y Mateo ven por televisión Te querré siempre de Rossellini) o las propias (el propio universo de Almodóvar puesto como dialéctica discursiva desmitificadora), aunque sometidas a ligeras variaciones que adoptan nuevos significados tras un proceso de deconstrucción para volverse a construir como reconocibles, cual vasos comunicantes que proceden del hecho mismo de lo literario (influencia del Amour Fou francés sin desmerecer el folletín), sin renunciar en absoluto a lo que se constituye como teatralidad dentro de un espacio cerrado, cuya puesta en escena tiende a trascender gracias a que sus elementos no sólo artísticos o escenográficos (la banda sonora / objetos, cuadros, vestuario) también narrativos (Ernesto necesita que alguien descifre lo que hablan Lena y Mateo para descubrir la infidelidad / Mateo cuyas identidades son infinitas, en el presente, necesita en su ceguera, tras el accidente, los ojos pero también los oídos, bien de los otros o de la dependencia de las máquinas) adquieren en sí mismos un valor dentro de la historia, que tenderá a liberarse gracias a los sutiles planos y sus correspondientes y procelosos movimientos de cámara, suficientemente iluminados marcando el tono oscurantista del propio melodrama, en contraposición de lo cómico filmado (cuyos diálogos y situaciones surgen como una Screwball Comedy), sabiendo perfectamente tener en cuenta a unos personajes impulsivos (títeres), dependientes al mismo tiempo, extrañamente independientes o autónomos, frágiles y poderosos cuyo recorrido psicológico atiende a graduales cambios trascendentes, gracias al devenir de los acontecimientos, que se suscitan como graves rimas o anticipaciones, que pueden definir un probable destino irrenunciable (las varias muertes de Lena), o por el contrario post mortem se revitalizan, gracias a la magia que hace posible la eternidad que desea ser atrapada y que tiende a ser un bálsamo de redención (Lena se dobla así misma mientras ve sus propias imágenes para confesar a Ernesto su infidelidad / Con sus manos impuestas en la pantalla, la imágenes grabadas por Ray X, suscitan en Mateo congelar ese momento del beso de Lena poco antes de su muerte / Mateo montará definitivamente la comedia Chicas y Maletas como acto de amor y honor a la profesión, que un día Ernesto quiso quebrar), cuando la pérdida en vida surge con su manto siniestro. Y de esta acotación última también surge la discusión diferenciadora entre la vida y el cine, entre la imagen fija (la fotografía como instante atrapado, como base rota fragmentada de la memoria) y la imagen en movimiento.

Ficha Técnica:

Guión y dirección: Pedro Almodóvar
Fotografía: Rodrigo Prieto
Montaje: José Salcedo
Música: Alberto Iglesias
Interpretes: Penélope Cruz, Luis Homar, Blanca Portillo, José Luis Gómez, Tamar Novas, Rubén Ochandiano
España 2009

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UN CONTE DE NOËL de Arnaud Desplechin

Si dijéramos que existe un solo corazón dentro de una trama, podíamos hasta cierto punto confundirnos, pues éste tiende a mutar en tantas direcciones o pulsiones como árbol genealógico familiar es, desplazando agitadamente ramas y raíces bajo un extraño hasta posiblemente caótico ritmo disgresivo (sin dejar de puntear los conflictos centrales), nada reverencial, sino rico en expresiones novelescas, que rasgan hasta la ruptura una y otra vez las convenciones para siempre del relato tradicional puesto en cuestionamiento, ya sean representativas, filosóficas (Nietzche), televisivas, musicales, teatrales (Shakespeare), literarias (Balzac, Emerson) o subyacentes a la narración (cambios y alteraciones de la voz en off, confesiones mirando hacia la cámara o utilizando el género epistolar como admisión); puede que hacia el caos, pero también hacia una extraña; a la vez inquietante (trágica); recomposición real siempre latente, cual sacudida emocional, al tiempo ruin y mezquina, basada en la dislocación o deconstrucción, no sólo ya de las formas, sino de las propias interpretaciones y sus efectos contrapuestos, dispuestos en discusión dialéctica de contrarios, comprendiendo los cismas de la condición humana (familiar) hasta la exacerbación amarga, sus vínculos sentimentales diseccionados, los lugares de pertenencia, las relaciones afectivas entre padres e hijos, hermanos y parejas.

Ficha técnica:

Guión y dirección: Arnaud Desplechin
Fotografía: Eric Gautier
Montaje: Laurence Briaud
Música: Grégoire Hetzel
Intérpretes: Catherine Deneuve, Jean Paul Roussillon, Mathieu Amalric, Anne Consigny, Chiara Mastronianni
Francia,2008
Título es español: Un cuento de Navidad

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Literatura

Un libro que alguien olvidó

José A. Martínez Pons

Sobre la mesa del funcionario de la Oficina de patentes de Berna había un montón de papeles. Algunos correspondían a memorias presentadas por aspirantes  a millonario -¿qué inventor no lo es?-. En  otros folios escritos en la diminuta y poco  legible letra del  funcionario, se apretujaban ecuaciones, símbolos y algún esquema gráfico.

Albert, el probo empleado, tarareaba un fragmento de una partita para violín solo de Juan Sebastián Bach.

El día había sido muy pesado. Era hora de irse a casa.

Empezó a ordenar el pequeño batiburrillo y, entonces, debajo de una memoria en la que por enésima vez, se pretendía obtener la patente para un perpetuum mobile, apareció un volumen de bolsillo muy desgastado.

Albert lo cogió distraídamente, leyó la portada, “Don Quixote von la Mancha, Leben und Taten des scharfsinnigen Edlen Don Quixote von La Mancha”, una edición alemana de la obra del español Miguel de Cervantes.

Levantó la tapa buscando un nombre, una dirección. Nada en absoluto.

Pasó algunas hojas del libro. Observó que muchas frases estaban cuidadosamente subrayadas a lápiz. También eran abundantes las notas al margen o a pie de página, siempre escritas a lápiz, en una grafía un tanto anticuada y a Albert le pareció que estaban escritas en español.

Alguien se lo habría olvidado. En fin, ya volverían a buscarlo.

Albert se ajustó la corbata, como siempre arrugada y torcida. Se atusó el bigote, pasó los dedos por su melena rebelde, se enfundó el gabán, se caló el sombrero y salió. Sobre la mesa de trabajo quedaba el humilde libro de bolsillo.

Herr Albert se reunió en el café con los amigos de siempre. Hablaron de todo lo divino y lo humano, pero sobre todo hablaban de física. De Mach y de sus ideas sobre la metafísica y la física, del experimento de Michelson y Morley, que parecía poner en entredicho la existencia del éter, de los quanta energéticos de Planck...

Alguien mencionó la palabra tiempo.

- ¿Qué es el tiempo?

- Cualquier definición de tiempo implica el propio concepto de tiempo -dijo uno de los contertulios.

- Yo estoy con San Agustín -dijo otro-. Si me preguntan si sé lo que es, lo sé, si me piden que lo explique, no sé explicarlo.

- Lo importante es la simultaneidad. ¿Podríamos sincronizar nuestros relojes y el sincronismo permanecerá por siempre? ¿Cuántos relojes necesitan dos observadores para acordar sus tiempos?

- Uno, por supuesto el tiempo es el mismo para ambos.

-¿Seguro? Yo creo que son necesarios dos relojes. La absolutez del tiempo es un axioma que aceptamos, pero ¿es ciertamente así?

Se fue haciendo tarde y los contertulios se despidieron. Sobre la mesa unas servilletas de papel en que alguien había garrapateado unos gráficos y una mezcolanza de cifras letras y símbolos. Incluso –herejía para un suizo bien nacido–, sobre el mármol de la mesa había fórmulas y esquemas, que el camarero de largo delantal se apresuró a fregar hasta recuperar el color impoluto de la piedra.

Al día siguiente Albert volvió a su trabajo de supervisor, a las aburridas lecturas de memorias de invenciones, a la revisión de planos.

En el ángulo de su mesa estaba el libro del día anterior.

Recordaba, Miguel de Cervantes era un escritor español del siglo XVII. Para Albert España era un país exótico, no podía pensar que años más tarde se le invitaría a visitarla e incluso se le ofrecería un puesto de profesor. No recordaba el nombre de ningún físico ni ningún matemático importante de aquel país y, para ser sinceros, sus referencias no pasaban del Don Giovanni o le Nozze di Figaro de Mozart y da Ponte.

Aquella memoria era insoportable. Su autor mejor haría visitando a Sigmund Freud o algunos de sus seguidores que dedicándose a inventar artilugios inútiles y que, además, no podían funcionar.

Retomó el librito y lo abrió  al azar.

Leyó algunos pasajes, sin demasiado orden. En su mente se dibujó el retrato del hidalgo y también el del escudero, los concibió como dos caras de una misma persona. La personalidad de Sancho le recordaba a su, al mismo tiempo admirado y denostado, Mach y su instrumentalismo a ultranza.

“¿Ha visto usted algunos?”, era la frase preferida por Mach para negar la existencia de los átomos, sin embargo, ahí estaba don Quijote viendo hermosura donde todos veían fealdad, viendo gigantes donde todos veían molinos. ¿No hacía muchas veces esto el físico? La física, él lo sabía bien, había avanzado porque personajes como Copérnico o Galileo habían tenido la osadía de negar el sentido común y porque otros habían sabido poner los pies firmes en el suelo. Entre sus borradores había una explicación dle movimiento browniano y, sobre todo, una confirmación de las ideas de Planck para explicar el efecto fotoeléctrico ¿Qué pensaría Mach de los quanta, si no creía en los átomos? Alberto no había visto un quantum, pero los necesitaba para explicar algo muy real, la emisión de electrones. Tal vez le escribiera una carta preguntándoselo.

Recordó la charla de la noche anterior y la idea de tiempo y simultaneidad volvió a rondarle. (¡Qué raro discutir de tiempo y de relojes en Suiza!)

¿Corre el tiempo igual para todos? El sentido común decía que sí. La primera experiencia también, pero ¿era realmente así? ¿Un cronómetro, dos cronómetros?

Allí seguía el librito, volvió a pasar sus páginas entre sus dedos.

Unos párrafos estaban subrayados y al margen, en letra muy prieta, su original español.

Relataba la conversación entre Sancho y don Quijote, cuando éste acababa de salir de la Cueva de Montesinos; Don Quijote creía que habían transcurrido tres días, Sancho juraba que poco más de una hora.

Una vez más la idea que llevaba dándole vueltas en su cabeza. ¿Es el tiempo igual para todos? ¿Es la simultaneidad algo absoluto? ¿Quién tenía razón, Sancho al hablar de poco más de una hora o don Quijote al hablar de tres días? No recordaba que el libro estuviera ilustrado pero cuando volvió la página y miró el libro...

– Buenas tardes caballero.

Frente a él un hombre enjuto, vestido con la parte superior de una armadura bastante herrumbrosa. Le hablaba en español pero Albert le entendía perfectamente. Como si le hablara en alemán. Respondió en alemán:

- Buenas tardes ¿Habla usted alemán?

- ¿Alemán?, ¡Ah sí!, Tudesco. Pues no señor. ¿Acaso sois vos de esta nación?

- En Alemania nací.

La conversación se desarrollaba de la forma más natural. Ninguno de los dos interlocutores parecía sorprenderse.

- ¿Cómo se llama Vuestra Merced?

- Albert, Albert Einstein.

- A mi me llaman Alonso Quijano, pero prefiero ser conocido como Don Quijote de la Mancha, el Caballero de la Triste Figura.

- ¿A qué se dedica?

- Soy caballero andante, recorro el mundo en busca de un ideal.

- Un ideal creo que lo buscamos todos.

- De mi dicen que estoy loco, porque no veo las cosas como ellos.

- De mi también lo han dicho.

- Pero para mí que los locos son ellos o, al menos, los ciegos. Mi mundo es el real y existe, sin embargo ellos lo niegan, hasta niegan que exista yo y ya me veis, hablando con Vuestra Merced. Las gentes comunes, como mi buen Sancho suelen buscar explicaciones fáciles a lo que no entienden, y cuando las cosas tienen alguna dificultad les parecen imposibles, pero andará el tiempo y, cuando yo les cuente algunas cosas de las que allá abajo he visto, les harán creer las que ya les he contado.

- Algo parecido me ocurre a mí. También dicen que lo que yo veo no es real y que la realidad es la que ellos ven y miden, pero, como usted, estoy convencido de que muchas de las cosas que pienso, y que ahora se tienen por imposibles, dentro de unos años parecerán lo más natural del mundo. Tampoco hicieron mucho caso a quienes se atrevieron a contradecir la mecánica de Aristóteles, y tenían razón.

- Ciertamente lo que explicáis me parece acertado, pero en suma, ¿qué hacéis?

- Intento comprender el mundo.

- También yo, y arreglarlo, deshaciendo entuertos con la fuerza de mi brazo.

- Yo sólo intento explicarlo con la fuerza de mi mente. Mi brazo es débil y justo me sirve para sostener la pluma o el arco de mi violín.

- Sois entonces también caballero andante.

- No, simplemente aspirante a científico.

-¿Científico? ¿Qué habilidad o profesión es esa? ¿Cuál es vuestra ciencia?

- Soy físico.

- ¡Ah, ya entiendo!, curáis enfermos.

- No, no, sólo intento encontrar las leyes de la naturaleza.

- Entonces sois filósofo. Me lo barrunté cuando hablasteis de Aristóteles.

- En cierto sentido, sí, soy filósofo.

- Mala cosa los filósofos, no tienen los pies en el suelo.

- Yo procuro tenerlos. Por eso busco las leyes de la física.

- ¿Buscáis las leyes de la física? ¿Cuáles son estas leyes?

- Las leyes que rigen el mundo y pienso que la física, la filosofía natural, me las describirá con la máxima sencillez posible pero ni un gramo más.

- Entonces seréis como un tal Crisóstomo, cuya historia, bastante desgraciada, me contaron hace algún tiempo unos pastores. Era hijo de un hijodalgo rico, el cual había sido estudiante muchos años en Salamanca y había vuelto a su lugar con opinión de muy sabio y leído. Principalmente decían que sabía la ciencia de las estrellas y de lo que pasa en el cielo, el sol y la luna y, puntualmente, decía el eclipse del sol y de la luna. También aconsejaba si convenía sembrar trigo o cebada o si el año sería estéril o fecundo. Esa ciencia se llama Astrología.

- No, hoy sabemos que la Astrología no tiene mucho fundamento y ha devenido en Astronomía y Astrofísica, que son ciencias cultivadas por más de un colega mío , pero yo quiero llegar más lejos, quizás busco desvelar la mente de ese ser sutil, pero no malicioso, al que llamamos Dios.

- ¿No seréis luterano?

- No, me eduqué en la religión judía.

- Tampoco me gustan mucho los judíos, yo soy cristiano viejo.

- Jesucristo, era judío y para vosotros es el Hijo de Dios. ¿Tampoco él os gusta?

- No había caído en este detalle y a fe que tenéis razón. Además qué más da el color de la sangre y quién sabe de verdad la sangre que lleva. De mi inventor Don Miguel se ha dicho que descendía de conversos.

- Y tantos más habrá, aunque quieran ocultarlo.

- Decís que queréis desvelar la mente de Dios, pues ya tenéis el camino hecho. Siempre pensé que las Escrituras eran suficientes para tal menester.

- Las Escrituras intentan explicar el mundo en su totalidad, el por qué más que el cómo. Tal vez tenga razón un músico, Gustav Mahler, judío como yo, a quien no creo que usted conozca, que escrito no ha mucho que el mundo es inexplicable e incluso, si le pidiéramos al Creador que nos dijera cuál es su plan, es poco probable que pudiera. Yo soy más modesto, sólo intento comprender y explicar cómo funciona y para ello uso las matemáticas.

- Gran cosa son las matemáticas. Sabréis que quienes como yo profesamos la caballería andante debemos conocerlas, como debemos conocer todas las ciencias. La caballería andante es una ciencia que encierra en sí todas las demás ciencias del mundo, a causa de que el que la profesa ha de ser jurisperito y saber las leyes de la justicia, ha de ser teólogo, ha de ser médico, ha de ser astrólogo, ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas. Contadme pues por qué estáis aquí y que problema os preocupa, tal vez yo pueda ayudaros.

Albert sonrió. ¿Qué podría decirle aquel pobre hombre?

- Hace un momento estaba reflexionando sobre qué es el tiempo.

- ¿Qué decís, sobre el tiempo? ¿Tengo yo algo que ver en vuestros pensamientos?

- Sí. Por ejemplo, escuchando la conversación que acaba de tener con su escudero pienso que ambos podrían tener razón. El tiempo no es igual para todos. El tiempo, como la longitud depende del sistema de referencia.

- ¿Sistema de qué…?

- No creo que usted me entienda. Yo creo que lo único que todos los observadores miden igual es la velocidad de la luz y que las leyes de la física deben ser las mismas para todos. Ahora es difícil de entender, ni la mayoría de mis colegas lo hacen, ni siquiera lo intentan, pero, como usted mismo ha dicho, tiempo habrá en que se venga a darme razón, porque la tengo.

- Ciertamente que no os entiendo. Eso de las leyes de la física, medir la velocidad de la luz, me suena muy extraño.

- Ni yo tampoco me acabo de entender, son ideas que me bullen en la cabeza. La verdad es que hasta dudo de que la distancia más corta entre dos puntos sea el segmento de recta que los une.

- Pues eso es lo que dice el sentido común.

- También el sentido común dice que los molinos son molinos y para usted son gigantes.

- Paréceme que tenéis razón de nuevo mi señor don Alberto, pero por más que os escucho no os comprendo, vuestro aspecto, hasta vuestra forma de vestir me resultan raros. Habláis de “leyes de la física”, “Sistemas de referencia”, “Tiempos diferentes”, son palabras que no acierto a ver qué significan. Sin embargo, habláis en tudesco y yo, que justo me viene con el castellano y un poco de latín, os entiendo, y yo os hablo en castellano y me entendéis. Yo estoy en el libro y vos estáis fuera y estamos conversando. Por lo que decís, nos separan siglos y, sin embargo, estamos hablando cual viejos amigos. Cosa muy raras veo, tan raras como las que vi hace un rato allá abajo, en la cueva de Montesinos. ¿Seguro que sois real, seguro que estamos en el mismo sitio? ¿No seréis un arte de encantamiento más como los que presencié?

El libro estaba abierto. No había imagen ninguna. Don Quijote había desaparecido. Albert estaba en Berna y en los inicios del siglo XX y en su mesa de trabajo, no en un bosque de la España del siglo XVII, hablando con un personaje novelesco.

Albert reparó en las anotaciones, había una nueva escrita de su puño y letra


  


Albert no recordaba haber escrito nada. Levantó la cabeza. Ante él un caballero de edad indefinida.

- Ayer dejé olvidado aquí un libro. Sí, es este. Veo que lo ha estado leyendo. ¿Le gusta?

- Pues sí, me he resultado muy interesante y también las notas al margen.

- Pues entonces, quédeselo.

- No debo, se ve que  a este ejemplar usted le tiene cariño.

- Sí, sí, quédeselo con toda libertad, yo tengo otras ediciones.

- ¿Y las anotaciones?

- No se preocupe por ellas, están en mi memoria, ya no me hacen falta.

- Pues siendo así, me lo quedo, muchas gracias. Por cierto, a quién debo dárselas.

- No es muy importante.

- Pero me gustaría saber a quien debo recordar cuando lea el libro.

- Entonces recuerde, no sé, tal vez  a un viejo soldado español.

El caballero se alejó y desapareció entre los recovecos de la oficina.

Su imagen con el brazo izquierdo inmóvil apoyado sobre el pecho también se fue borrando de los recuerdos de Albert.

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Fotografía

20 preguntas sobre Madrid

Fuenteovejuna

Tanto el vecino como el visitante de esta ciudad se hacen a menudo preguntas sobre los nombres y lugares que encuentran a su paso. En el recorrido que va a hacer en esta página se intenta responder, de modo simple, a algunas de esas preguntas que han provocado siempre la curiosidad.

1. ¿Por qué Madrid es la capital de España?

2. ¿Por qué en el escudo de Madrid están el oso y el madroño?

3. ¿Por qué es Madrid kilómetro 0 de las carreteras españolas?

4. ¿Por qué la calle Cádiz de Madrid es la más "larga" de España?

5. ¿Por qué en Madrid hay puertas pero no murallas?

6. ¿De dónde proviene el nombre del Rastro?

7. ¿Por qué San Antonio es el santo casamentero y qué significan los alfileres?

8. ¿Por qué el nombre de Parque del Retiro?

9. ¿Por qué hay una Carretera de la Playa donde no hay playa?

10. ¿Por qué el nombre de El Corte Inglés?

11. ¿Por qué el nombre de la Casa de Campo?

12. ¿Por qué en Madrid hay un templo egipcio?

13. ¿Por qué hay una Casa de Panadería y una Casa de Carnicería en la Plaza Mayor?

14. ¿Por qué hay siete estrellas en el escudo de la ciudad?

15. ¿Por qué en Madrid el aperitivo se acompaña de una "tapa“?

16. ¿Por qué se llama Cascorro a Eloy Gonzalo?

17. ¿Por qué hay estatuas en la Plaza de Oriente?

18. ¿Por qué San Isidro es patrón de Madrid?

19. ¿Por qué las dos fachadas de la Puerta de Alcalá son distintas?

20. .¿Por qué la catedral de Madrid es muy moderna?

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 “Mantua Carpetanorum Sive Matritum Urbs Regia”, descrita por Don Pedro Texeira, 1656

¿Por qué Madrid es la capital de España?

Se cuenta que Carlos I dijo a su hijo Felipe II: “Si quieres aumentar tus reinos, pon la Corte en Lisboa; si quieres conservarlos, déjala en Toledo; y si los quieres perder, trasládala a Madrid”.

En 1561 la Corte deja Toledo (afincada allí desde el reinado anterior) y va a Madrid. No hay constancia de los motivos; parece que Toledo presentaba dificultades (muchas cuestas, muy fría en invierno y muy calurosa en verano, mal abastecida de agua en aquel cerro), mientras que Madrid era cruce de caminos, entre Toledo y Valladolid, con agua abundante y buena, grandes bosques de caza y situada cerca de El Escorial, lugar muy querido del rey.

La Corte era costosa e incómoda a la ciudad de Toledo (sólo buena para posaderos y comerciantes), mientras que el pequeño caserío de Madrid permitía las reformas que exigía la nueva Corte.

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Escudo medieval de Madrid

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Estatua actual del Oso y el Madroño en la Puerta del Sol

¿Por qué en el escudo de Madrid están el oso y el madroño?

Tal vez hubiera osos antiguamente (según escribió López de Hoyos en 1572) o bien el estandarte romano que pasó por aquí llevaba un oso (como los legionarios romanos que pasaron por León tenían este animal en su emblema), pero el primer emblema de la ciudad (en 1212) ya tenía un oso pastando.

Sin embargo, cuando el rey concede a la Iglesia los pastos y al Concejo los pies de árboles y la caza (1222), el oso se pone rampante y se apoya en un árbol abundante en los terrenos circundantes, el madroño.

Mesonero Romanos (en “El antiguo Madrid”, 1861) recoge el escudo de armas de la imagen anterior, donde se ve el oso rampante (tomado de López de Hoyos) y el lema en latín que dice “Arbutus atq. Ursus capit unde Ursaria nomen”.

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 Cerámica en la acera sur de la Puerta del Sol (muy pisada por los turistas que acuden a hacer la foto), donde se aprecia el mapa de España con las 6 carreteras radiales

¿Por qué es Madrid kilómetro 0 de las carreteras españolas?

Hasta el siglo XVIII la red viaria era pésima; incluso se vadeaban muchos arroyos y ríos, y ante una crecida el viajero tenía que esperar días.

En ese siglo XVIII se crea el sistema radial de los Caminos Reales, y en 1720 se eligen 6 itinerarios para las postas del correo que salían de Madrid (una calle cercana se llama Postas, entre Sol y Plaza Mayor).

Las seis vías eran: 1 (hacia el País Vasco), 2 (hacia Cataluña), 3 (hacia Valencia), 4 (hacia Andalucía), 5 (hacia Extremadura) y 6 (hacia Galicia). Su numeración siguió las agujas de un reloj, a partir de las 12, y se emplearon números romanos .

Estas vías nacen en la Puerta del Sol, donde en 1950 se pone una señal como Km. 0 en la acera, junto al que entonces era Ministerio de Gobernación (hoy Presidencia de la Comunidad de Madrid).

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Letrero a la entrada de la calle Cádiz

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Esquina de Barcelona con Cádiz  

¿Por qué la calle Cádiz de Madrid es la más "larga" de España?

En realidad es muy corta y está cerca de la Puerta del Sol. Sale de la calle Carretas, subiendo a la izquierda, y el humor madrileño la conoce como "la más larga", porque nace en Cádiz y termina pasada Barcelona, bocacalle de la de Cádiz.

En la actualidad hasta un restaurante que hace esquina se aprovecha de ese humor para engrandecer su local diciendo: “El más grande del mundo. Si entras por Cádiz sales por Barcelona” (en la foto anterior, a la derecha y en amarillo). Entre esas dos ciudades de España hay más de mil kilómetros.

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Muralla árabe en la Cuesta de la Vega

¿Por qué en Madrid hay puertas pero no murallas?

Sí quedan algunas puertas, como la de Toledo o la de Alcalá, pero sólo hay trozos (como el de la foto) de la muralla árabe en la Cuesta de la Vega

Madrid tuvo una muralla árabe que protegía el Alcázar (llamado Mayrit, nombre que se castellanizó como Magerit, situado donde hoy está el Palacio Real de Oriente) con 3 puertas: Vega, Santa María y Sagra. Después se amplió la muralla y pasó a tener  cinco puertas: Vega, Moros, Cerrada, Guadalajara y Valnadú. Luego se añaden las murallas del Arrabal, la de Felipe II y la de Felipe IV.

Hoy quedan en pie las puertas de Alcalá (1778), de Toledo (1827) y de San Vicente (rehecha en 1995).

La Puerta de Hierro (1753) nunca fue puerta de Madrid, sino del coto de caza Real de El Pardo.

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Nº 1 de la Ribera de Curtidores

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Venta de muebles en la acera de El Rastro

¿De dónde proviene el nombre del Rastro?

Muchas ciudades españolas tienen un mercado semanal. En Madrid es el domingo y se hace en el Rastro (así, con mayúscula), en muchas calles cercanas a la Ribera de Curtidores y de la estatua de Cascorro.

Su mayor parte es un mercado de segunda mano. A mediados del siglo XVI hubo un matadero en el llamado Cerrillo del Rastro, porque el reguero o rastro de sangre de las reses matadas de madrugada bajaba por la Ribera de Curtidores (también había tenerías donde se trabajaban las pieles).

A finales del siglo XVII se comenzaron a vender por la calle los curtidos (principalmente aperos para el ganado), y luego la venta se fue extendiendo a otros productos (siglo XVIII).

Desde el siglo XIX el Rastro se ha dedicado, mayoritariamente, a la compraventa de cosas viejas, usadas y antiguas.

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 Ermita del santo

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Altar florido con el santo casamentero

¿Por qué San Antonio es el santo casamentero y qué significan los alfileres?

En la primitiva ermita de S. Antonio de la Florida estaba el "santo casamentero", en cuya fiesta (13 de junio) las mozas se acercan a pedirle un marido.

Esta costumbre la inician las modistillas que acuden a la verbena del Santo. Cuando iban llegando echaban sus alfileres en la pila bautismal.

Luego, cuando se acercaba alguna moza y hacía su petición al santo, metía su mano con fuerza en la pila; y se dice que tendría tantos novios como alfileres sacase prendidos en su mano.

Para esa ermita Goya pintó sus famosos frescos en 1798, y luego, en 1928, para el culto se construyó al lado una ermita gemela, a la que siguen acudiendo las mozas en el día del patrón.

Las pinturas han sido restauradas hace pocos años.

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El estanque del Retiro, ante el monumento a Alfonso XII

¿Por qué el nombre de Parque del Retiro?

En ese lugar el rey Carlos I mandó construir unos aposentos adosados a la Iglesia de los Jerónimos. Se llamó Cuarto Real, y el rey se “retiraba” allí en épocas de luto, cuaresma o penitencia (y en ocasiones se recibía a personalidades que llegaban a la Corte).

En el reinado de Felipe IV, el conde duque de Olivares regaló al rey una quinta cercana a ese lugar; entonces se compraron los terrenos circundantes y se construyó el Palacio del Buen Retiro (villa suburbana de descanso), que pasó al municipio en 1868.

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La torre de la playa del Manzanares

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El río Manzanares

¿Por qué hay una Carretera de la Playa donde no hay playa?

Hoy es la avenida del Cardenal Herrera Oria, pero entonces esa carretera salía del pueblo de Fuencarral y llegaba a las orillas del Manzanares, donde, en 1932, se inauguró una presa y una playa, junto a la desembocadura del arroyo del Fresno.

Esta playa artificial tenía 30.000 metros cuadrados, en los que el madrileño podía bañarse y disfrutar de restaurante, frontón, etc.

Con el tiempo   se cerró, debido a la contaminación del río, y el embalse se usó durante algún tiempo para recreo con paseos en barca.

Actualmente es un complejo deportivo, y en el río se han plantado muchos chopos.

El caudal de este ”aprendiz” de río (caudaloso en sus orígenes) es pequeño en este tramo, debido a la represa de dos embalses (Pardo y Santillana) que hay aguas arriba.

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Puerta lateral de uno de los muchos centros de El Corte Inglés, en Madrid (Centro Comercial La Vaguada o Madrid 2)

¿Por qué el nombre de El Corte Inglés?

La actividad comercial se inicia en 1890 en la calle de Rompelanzas (hoy Preciados) como tienda de sastrería de ropa de niños. Allí se "cortaban" las telas para hacer la confección.

El dueño, Juan Gordo de Centenera, se la vendió a Ramón Areces por 150.000 pesetas; Areces, que había sido emigrante en Cuba, tomó la idea de un gran almacén cubano (El Encanto), donde había sido aprendiz.

Nace con siete empleados y hoy, con más cien mil, tiene sucursales en muchas ciudades españolas y algunas en el extranjero, como en Portugal (en Lisboa y en Oporto). Actualmente es un conjunto de empresas diversas.

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Vista desde los jardines del Templo de Debod

¿Por qué el nombre de la Casa de Campo?

Con sus 17 Km. cuadrados es el pulmón de Madrid. En el siglo XVI era propiedad de la familia Vargas. Se la compró Felipe II (1562) para hacerse un palacete de recreo o casa de campo (y de ahí su nombre).

En 1746 Fernando VI lo convierte en Real Sitio y se une al de El Pardo, con una tapia que lo rodeaba para evitar la entrada de cazadores furtivos. Fue el cazadero más grande de Europa y Sabatini reconstruye la tapia (en el siglo XVIII), de la que hoy quedan algunos tramos, en la zona colindante con Húmera y Aravaca.

En 1931 pasa al municipio como parque público. Dentro del recinto se han construido el Zoo y el Parque de atracciones de Madrid, así como un embalse con barcas de recreo.

El palacete quedó en ruinas en la Guerra Civil y se reconstruye en 1968; el escudo de los Vargas sigue en la fachada.

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Templo de Debod

¿Por qué en Madrid hay un templo egipcio?

Entre la Plaza de España y el paseo de Rosales, sobre el solar del antiguo Cuartel de la Montaña, está el Templo de Debod, que el faraón Azakheramón construyó junto al Nilo en siglo IV antes de Cristo, en honor al dios Amón.

El templo estaba en ruinas, a 20 Km. al sur de Asuán (aguas arriba en el Nilo), y sólo era visible en verano, cuando bajaba el nivel de un embalse que construyeron los ingleses en 1913.

Al comenzar las obras de la nueva presa de Asuán (1959), el presidente Nasser ofreció donar a quien lo solicitara los monumentos que iban a quedar anegados por el embalse. También se dice que la donación fue una respuesta a las ayudas recibidas desde España para construir la presa.

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Casa de Panadería (en el lado norte de la Plaza); al sur está la Casa de Carnicería.

¿Por qué hay una Casa de Panadería y una Casa de Carnicería en la Plaza Mayor?

La Plaza antes no era rectangular, y estaba fuera de la muralla (de ahí su primer nombre: del Arrabal), en pendiente hacia la calle de Toledo.

Para evitar pagar aranceles e impuestos, los productos que iban a entrar en Madrid se vendían aquí, fuera de la muralla. Felipe II encarga en 1591 a Juan de Herrera un proyecto de una plaza grande, con la Casa de Panadería (para contratar los precios, consumo y peso de los cereales, y tener un depósito y administración del trigo y harina para la ciudad), mientras que la Casa de Carnicería se destinó a la venta de carne.

En ambas casas, la parte superior se destinaba a salones. En la de Panadería los reyes tenían su palco en los festejos.

En la Plaza se han celebrado canonizaciones, corridas, torneos, autos de fe, mercados, ejecuciones, etc. Ha sufrido tres grandes incendios (1631, 1672 y 1790).

La fisonomía actual es de Juan de Villanueva (1854), y sus dimensiones son 129 x 94 m.

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Están en la bandera de Comunidad de Madrid

¿Por qué hay siete estrellas en el escudo de la ciudad?

Recuerdan a las siete estrellas de la Osa Menor (conocida como el Carro); también se quiere decir que Madrid estaba en la sierra Carpetana (o Carpentum, que en latín quiere decir carro).

Mesonero Romanos (1861) dice lo siguiente sobre la bandera de Madrid: “Tomó las mismas estrellas que junto a la Ursa andan, por razón de que como en tiempo de don Alonso VI viniendo a ganar este reino de Toledo, el primer pueblo que ganaron fue Madrid, y para denotar que así como aquellas siete estrellas que anda al rededor (sic) son indicio de la revolución y del gobierno de los orbes celestiales, así Madrid como alcázar y casa real y primeramente ganado... tomó las siete estrellas que en el cielo llamamos Carro”.

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 Taberna antigua del Madrid más castizo

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Vaso de vino con tapa de tortilla española

¿Por qué en Madrid el aperitivo se acompaña de una "tapa“?

Debe este nombre de tapa a la rebanada de pan que comenzó a ponerse encima del vaso de vino para evitar que las moscas y mosquitos cayesen en el interior.

Luego, encima del pan se puso una loncha de chorizo, de queso, de jamón, etc., y así ese aditamento madrileño se populariza con el nombre de “tapa”.

En las fotos anteriores se ve una taberna de 1870, en la calle Mesón de Paredes 13, de un tabernero que fue también torero y pintor (amigo de Zuloaga), y un vaso de vino con tapa de tortilla española, puesta encima para la foto.

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Localidad de Cascorro, en la Provincia Camaguey, Cuba

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Estatua en la Plaza de Cascorro

¿Por qué se llama Cascorro a Eloy Gonzalo?

Cascorro era el pueblo de Cuba (al este, provincia de Camaguey) que en 1898 defendía el soldado español Eloy Gonzalo, poco antes de la pérdida de las colonias del Caribe.

Se ató una cuerda al pecho (para que pudiera ser arrastrado por sus compañeros si caía herido) y con una lata de gasolina prendió fuego a las casas del pueblo para evitar que el enemigo se refugiase en ellas.

Cayó herido y pudo ser rescatado con la ayuda de la cuerda, pero murió meses después a consecuencia de las heridas.

Para este héroe de Cascorro, Aniceto Marinas (1901) hizo una estatua (con antorcha, lata de gasolina y cuerda), situada en la Plaza de Cascorro, al inicio de la Ribera de Curtidores.

Eloy Gonzalo tiene también una calle con su nombre, entre la Glorieta de Quevedo y la Plaza de Iglesia.

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Estatuas de la plaza de Oriente

¿Por qué hay estatuas en la Plaza de Oriente?

La mayoría de ellas está en la Plaza de Oriente. En el pie de la que está aquí encima, se lee: “D. PELAYO REI  DE ASTU. Mu. Aº DE 737.”

Se realizaron a mediados del XVII para coronar el Palacio Real.

Pero cuenta la leyenda que la reina Isabel de Farnesio (mujer de Felipe V y madre de Carlos III), soñó una noche que, a causa de un terremoto, le caía encima una de las estatuas.

Lo cierto es que su enorme peso desaconsejó que se subieran a las cornisas del Palacio, y se repartieron por varios puntos de Madrid y de España, principalmente en la Plaza de Oriente, al borde los paseos.

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Cerámica de San Isidro

¿Por qué San Isidro es patrón de Madrid?

En esta cerámica, a la puerta de un restaurante, se lee:

 “Santus Isidorus, Hispan’ Agrícola Patron’. Matriti miraculis clarus. Obiit anno 1170. Canonizat’ a Greg XV 1622.”

Al fondo se ve un ángel con dos bueyes arando.

Es el patrón de Madrid desde su canonización, en 1622, en la Plaza Mayor. Pero también lo es de muchos otros pueblos de España y de América, y del gremio de los agricultores.

Parece que nace en Madrid un 4 de abril de 1082, poco antes de la conquista por los cristianos; cuando los almorávides cercan Madrid la familia se traslada a Torrelaguna, (al norte de Madrid), donde Isidro conoce a María y se casan; él era labrador y pocero (muy hábil para encontrar manantiales subterráneos).

El noble Iván de Vargas se lo lleva como labrador a una finca de Talamanca (algo más cerca de Madrid) y luego a otras en las afueras de Madrid: una huerta donde hoy está el Paseo de la Virgen del Puerto y una tierra de secano en lo que luego será la Pradera de San Isidro.

Uno de sus milagros más conocidos es el de los ángeles que le ayudaban a arar mientras él rezaba.

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Fachada este de la Puerta de Alcalá

¿Por qué las dos fachadas de la Puerta de Alcalá son distintas?

Se dice que el arquitecto Francisco Sabatini presentó dos proyectos a Carlos III, y el rey, por despiste, eligió los dos. El diplomático Sabatini, para no ofender al rey, ejecutó los dos, uno a cada lado de la puerta.

Se construyó entre 1774 y 1778, y tiene 19,95 m. de altura.

Una diferencia notable entre ambas fachadas es que la del este (en la foto anterior) tiene diez columnas, mientras que en la del oeste (la que da a Cibeles) sólo hay dos columnas en el arco central y el resto son pilastras. En la cornisa este hay cascos, banderas y escudos, en la del oeste hay unos niños con armas.

El paseante curioso puede buscar más diferencias en esta castiza Puerta de Alcalá (¡que las hay!).

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Fachada nortede la catedral de la Almudena , frente a un lateral del Palacio de Oriente

¿Por qué la catedral de Madrid es muy moderna?

Hasta 1885 no había en Madrid una diócesis propia (se dependía de Alcalá de Henares). En ese año una bula del Papa León XII se la concede, y así termina con un triple problema de aquel momento:
1) Responder a la pretensión de la ciudad desde el siglo XVI de tener catedral (a lo que se oponía el arzobispo de Toledo);
2) Qué hacer con el hueco del derribo en 1869 de la parroquia de Santa María (cruce de las calles Mayor y Bailén) y,
3) Poder construir una catedral donde enterrar a la reina Mercedes, esposa de Alfonso XII, porque había muerto sin sucesión y no podía ser enterrada en el Panteón de Reyes de El Escorial.

El proyecto inicial es del Marqués de Cubas (1883), que muere antes de terminar la cripta; hay varias interrupciones (entre ellas la de la Guerra Civil de 1936) y la obra se termina entre 1950 y 1992; en este año la bendice el Papa Juan Pablo II.

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Vivat Academia, revista académica y de investigación del grupo CONCILIUM (Universidad Complutense de Madrid).
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Última modificación: 29-04-2009