Editorial
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ISSN: 1575-2844

Revista Vivat Academia

  Histórico Año VII

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Abril 2005. Nº 64

LAS FRASES DEL MES:

Economizad las lágrimas de vuestros hijos, a fin de que puedan regar con ellas vuestra tumba.

Pitágoras.

El cuerpo, si se le trata bien, puede durar toda la vida.

Noel Clarasó.

Masaje infantil y parto sin violencia

Hace más de 30 años, el Dr. Frederick Leboyer importó de la India, y adaptó a la mentalidad europea, el masaje infantil, como técnica infalible de propiciar el contacto físico entre la madre y el bebé recién nacido. Junto con el Dr. Michel Odent, introdujeron en Europa el llamado método del nacimiento sin violencia, en un par de maternidades francesas, a las que acudían a alumbrar madres del otro lado del Atlántico (sobre todo canadienses) y hasta australianas. El procedimiento se fue ampliando y pronto dio lugar a nacimientos bajo el agua.

Hagamos un pequeño paréntesis, para intentar explicar en dos palabras en qué consiste el método del nacimiento sin violencia, a no confundir con el parto sin dolor. Nacer sin violencia consiste, fundamentalmente, en evitar todo sufrimiento inútil al bebé –aquél que los padres, obstetras y comadronas pueden sortear con su conducta y voluntad-, durante el parto y en los primeros meses de vida. Así, la postura elegida por la parturienta es aquella en la que el parto es menos traumático, en vez de las antinaturales camas de paritorio habitualmente usadas, cómodas únicamente para el personal médico que asiste al alumbramiento. En muchas ocasiones esta elección de la postura evita el uso de fórceps y demás instrumentos de tortura, amén de cesáreas improcedentes. En aquellos casos en que es posible, se propugna "de nuevo" el alumbramiento en el propio hogar. Se evitan los choques lumínicos, utilizando ambientes oscurecidos. Se utiliza música relajante, tanto para la madre como para el recién llegado. Se evita la innecesaria medicación de la parturienta, etc, etc.

El método del nacimiento sin violencia también involucra a ambos progenitores, no sólo en la educación y cuidado del recién nacido, sino incluso en el propio nacimiento. Aquellos padres que se atreven a ello, ofician de comadrona, asistidos y orientados por una profesional.

Pero el nacimiento sin violencia consiste, sobre todo, en la atención al bebé en sus primeros meses de vida, con un poco de sentido común, ignorando teorías tan extendidas e incongruentes como las de asignar un reloj al estómago del rorro, el suponer que el nene tiene que acostumbrarse, sin tener todavía desarrollado su sistema nervioso, a los ruidos de nuestra sociedad moderna y, lo que es peor, afirmar que el bebé, cuando llora, lo hace casi siempre sin razón y hay que acostumbrarlo a la soledad de su cuna.

El masaje infantil, es una de las estrategias utilizadas por los defensores del parto sin violencia, como remedio a muchas de esas catastróficas medidas "educativas", propiciadas por muchos pediatras y especialistas perinatales. El contacto físico y relajante entre madre y bebé ayuda a un crecimiento armonioso, amén de a un desarrollo neurológico más normal. La Escuela de Fisioterapia de la Universidad de Alcalá ha convocado un taller de masaje infantil que merece una buena felicitación (información sobre el mismo se puede encontrar en nuestra sección "Buzón del Lector", de este mismo número). Pero el masaje infantil, por sí mismo, no es la solución a todos esos traumas infantiles que, en los primeros meses de vida, desembocan en lo que se ha dado en llamar "cólico del lactante"; término que, a juicio de los estudiosos, parece englobar las ansias de un bebé obligado a adaptarse, demasiado temprano, a una vida social totalmente antinatural. El masaje infantil (el más extendido es el denominado método Shantala) es una más, y no la más importante, de las técnicas utilizadas por los padres entusiastas del parto sin violencia.

Aconsejamos a nuestros lectores un viajecito por las páginas web dedicadas al tema del parto sin violencia, como único medio de entender esta filosofía del nacimiento.

Para finalizar, nos preguntamos cómo es posible que, tras más de treinta años de éxitos contrastados, y en una sociedad que se autoproclama preocupada por el medio ambiente, la ecología y la erradicación de la violencia, no se haya extendido esta forma natural de concebir la llegada al mundo de un nuevo ser. ¿De qué nos sirve intentar que nuestros jóvenes no sean violentos, si desde el momento de su nacimiento los sometemos a torturas innecesarias?

LA REDACCIÓN

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Vivat Academia, revista del "Grupo de Reflexión de la Universidad de Alcalá" (GRUA).
REDACCIÓN
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Última modificación: 13-09-2005