¿POR QUÉ GRUA?La respuesta al título de este artículo debe comenzar necesariamente planteando una nueva pregunta: ¿Era necesario crear un grupo de reflexión donde, además de temas de interés general, se analizaran los problemas que nos atañen? Durante la pasada campaña en las elecciones a Rector, mucho antes de realizarse las votaciones de la primera vuelta, numerosos miembros de la comunidad universitaria me pidieron que, en caso de no salir elegido, no hiciera como otros candidatos, pasar a "los cuarteles de invierno" sin intentar sacar adelante mi visión acerca de cómo debe funcionar y gestionarse una Universidad. De todos es sabido que en la Universidad no está prevista la oposición de forma institucional y, por consiguiente, no se puede ejercer como se haría en un parlamento. La única salida que nos queda a los universitarios, cuando diariamente no se atienden los fines primordiales para los que creíamos trabajábamos, es la queja y el análisis reflexivo. Pero, además, mi promesa fue más lejos, si resultaba elegido, alentaría los grupos de debate. Aceptando la crítica y la reflexión se gestiona mejor, porque no se cae en la tentación de creer que todo se hace bien. Por otra parte, cuando me presenté a las elecciones, lo hice desde el convencimiento de no representar ninguna facción opositora, sino simplemente una alternativa, una forma de contemplar la gestión de la Universidad de Alcalá desde una perspectiva y con unos parámetros diferentes a los del actual equipo de gobierno. No se trataba por tanto de echar a nadie, no era un "quítate tú para ponerme yo y seguir haciendo lo mismo", lo cual podría ser incluso legítimo. En este punto quizás sea conveniente volver a recordar que la preocupación fundamental de la candidatura que presidía no era otra que hacer un ejercicio de introspección, tras tantos años de mirarse en el espejo exterior, en el cual la docencia y la investigación se erigieran, por fin, en los protagonistas fundamentales de la tarea del Rector y su equipo, pero sin olvidar el entorno social en el que nos encontramos insertos. Y el derecho a conseguir este objetivo no puede ser eliminado por el hecho de no ser el ganador. En resumen, no pretendía, como malévolamente se me acusaba, de dejar a la Ciudad de Alcalá a un lado y, con ello, la importante tarea de recuperación de nuestro patrimonio cultural. Por cierto, felicidades a todos por el reciente nombramiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Muy al contrario, pretendía situar la participación de la Universidad en estos empeños en su lugar adecuado, que, desde luego, sigo pensando no es el objetivo prioritario de la misma. Bajo esta perspectiva nació la GRUA y su órgano de libre expresión Vivat Academia. Como ya he escrito en otra ocasión, nunca nos hemos propuesto convencer a nadie de que las cosas van en una dirección equivocada y, por consiguiente, mal. Eso no entra dentro de nuestras intenciones primeras. Además, ¿convencer a quién? La Universidad de Alcalá está compuesta de personas inteligentes, las cuales, obviamente, tienen opiniones formadas, no siempre coincidentes, afortunadamente. Probablemente, y es una opinión personal compartida por muchos, ahora está polarizada en dos sectores, tan convencidos ya de sus posturas, que es difícil llegar a un entendimiento. En cualquier caso, no renunciamos a ganar adeptos para nuestros puntos de vista, pero para convencer es necesario el debate y, eso, es lo único que pretendemos, iniciarlo y mantenerlo. Estamos abiertos a la participación de TODOS. Los convencidos de que las cosas van bien no tienen más que escribir un artículo o acudir a las tertulias, con la absoluta seguridad de ser escuchados. Quizás ahí radique el problema. Aunque, tradicionalmente, la Universidad ha sido la cuna de nuevas ideas, de nuevos puntos de vista, del análisis y las consiguientes propuestas, ahora parece dormida, profundamente dormida, esperando a un príncipe de cuento de hadas. Pero hay más. El hecho de haber ganado unas elecciones, aunque sean universitarias, no implica, en Institución democrática alguna, que haya que apoyar, necesariamente, al elegido para ayudarle a sacar adelante su programa, sobre todo cuando no se está de acuerdo con él. Pero tampoco supone adoptar la estúpida actitud de rechazar todo lo hecho desde el gobierno de la Universidad. Al contrario, lo que, quizás por casualidad, coincida con las directrices básicas de nuestra alternativa de gestión será aceptado con alegría. Aplaudiremos cuando haya motivos para ello, pueden estar completamente seguros. La postura del rechazo total cuadra bien con la trasnochada idea de "estás conmigo a estás frente a mí", posición que sólo defienden ya los que aceptan el dogmatismo como principio inspirador de su quehacer diario. Esta idea sólo es propia de cristianos o marxistas anquilosados. En los albores del siglo XXI, no se puede aceptar que nos gobiernen como quieran, somos libres y tenemos derecho a expresar nuestra opinión alternativa a lo que, entendemos, va contra nuestros ideales, cuando no de nuestros intereses o los de la Institución. Si bien todo han sido felicitaciones por la iniciativa de formar un Grupo de Reflexión en La Universidad de Alcalá, hemos recibido alguna crítica, no muchas y tampoco duras, por el nombre elegido para su identificación. Algunos opinan que lo de GRUA es poco serio. Ya estamos a vueltas con la seriedad en la Universidad. De todos es conocido que en las Universidades más "serias" del planeta se utiliza el humor con toda naturalidad. Hay proyectos de investigación con nombres exóticos. En la puerta del despacho de algún premio Nobel se pueden ver notas que incitan a la risa. Alguno hay que, al parecer lo utiliza como arma arrojadiza, para demostrar que no somos dignos de tener en cuenta. Si de verdad de eso se tratara, no estarían tan preocupados, incluso ni se molestarían por ponerle peros al nombre. Independientemente de lo anterior, resulta que GRUA tiene connotaciones ajenas a la caricatura, que vienen muy bien a sus intenciones fundamentales: queremos, sobre todo, arrancar a la Universidad de Alcalá de su apatía, de su indiferencia por lo que nos afecta directamente, en definitiva, despertarla de su largo letargo. Y para ello nada mejor que un artilugio elevador de grandes pesos, ya que la losa que gravita sobre nuestras cabezas es de una magnitud enorme; ha crecido excesivamente con el paso de los años, demasiados. Por otro lado, está el apellido "El Quijote". Hay quien opina sobre la inconveniencia de utilizarlo, ya que, nos dicen, conlleva idealismo, lo cual está bien, pero también conlleva "perdedor nato e irrealidad". Con ello se piensa que podemos estar dando la idea equivocada de no tener los pies en la tierra. Nada más lejos de la realidad. Precisamente el protagonista de la obra universal de Cervantes hacía las cosas porque se creía en la obligación de hacerlas, nunca quiso cambiar el mundo y adaptarlo a sus puntos de vista, simplemente actuaba sin ánimo de notoriedad o lucro. De todas formas, siempre se puede "escribir" la tercera parte de "El Quijote" y esta vez con un final feliz. Además, estamos en la cuna de Cervantes, por lo que no cabe duda que un apellido relativo a tan insigne alcalaíno es un acierto. No obstante, adoptar la denominación "la GRUA Cervantes" no le pareció lo más apropiado a la concurrencia de la tertulia en que se debatió la elección del nombre. ¿Qué representa la revista electrónica "Vivat Academia"? Ciertamente ha nacido y crece con "la GRUA", como si de una hermana gemela se tratara. Sin embargo, tiene su identidad propia, nacida de la necesidad de contar con una revista de opinión y participación general. Esta publicación está dedicada a todos los que creemos en la importancia de esa participación para mejorar las cosas. Quizás lo mejor sea recordar explícitamente las ideas recogidas en su edición número cero. "Siempre hemos pensado que una Universidad carente de un foro, en el que podamos expresar libremente nuestras opiniones y estados de ánimo, no merece llamarse tal. Hace ya muchos años que luchamos con denuedo para conseguirlo y logramos una publicación mensual, de distribución gratuita, que ha sido emulada por otras que ahora nos llegan desde diferentes Universidades. Desgraciadamente, y todavía nos preguntamos por la causa, aquella revista desapareció sin dejar rastro alguno, víctima de los que, en nuestra casa, ostentan el poder. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías, hemos encontrado el medio de resucitar la idea, con un coste nulo y totalmente ecológico, al haber suprimido la celulosa. Nuestras intenciones orbitan exclusivamente en torno a la necesidad de mejorar la calidad de la Universidad de Alcalá, para lo que necesitamos de un cauce de información fiable y aprovechable. Podemos desglosarlas en los siguientes puntos fundamentales:
Por lo que al soporte electrónico se refiere, añadiremos que tiene, entre otras ventajas, la de ser accesible de forma universal y consultable cómodamente desde la terminal de ordenador de casa o el trabajo. Una publicación de este tipo es más versátil y fácilmente actualizable. Muchos científicos ya utilizan este método para dar a conocer sus trabajos." No nos cansaremos de insistir en que Vivat Academia está abierta a TODOS, sin censuras, sin favoritismos. Desde aquí a TODOS emplazamos a colaborar. Queda por añadir que el nombre de la publicación no se corresponde con el del Grupo de Reflexión por una razón muy sencilla, mientras "La GRUA" es propia de la Universidad de Alcalá, queremos que la revista tenga una proyección más amplia. Es decir, no renunciamos a que, con el tiempo, se convierta en un foro universitario más general, en el mundo de habla hispana. En esa dirección estamos trabajando, ahora que está tan de moda el difundir la cultura en nuestra lengua a través de Internet. Julio Gutiérrez Muñoz Volver al principio Volver al principio de este artículoINCONGRUENCIAS ACLARACION PUBLICAPor Rosalía Peña
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